Puertas abiertas en la Fiesta del Sacrificio
El Foro Abraham organiza una visita guiada para mostrar la vida interior de la mezquita
El Mundo, , 27-09-2015El imán estrecha la mano como lo hacen los compadres, con la palma cruzada. Luego se presenta y sonríe. Su castellano, todavía pobre, le basta para seducir a quienes le rodean. Es amable, carismático y asombrosamente bromista. Su mezquita, retirada en un parque industrial cercano a la estación de trenes de Fuenlabrada, acoge a centenares de musulmanes en las horas de rezo. La pasada tarde del viernes, en colaboración con el Foro Abraham, abrió sus puertas a periodistas e interesados para mostrar la mezquita un día después de la Celebración del Cordero, el Eid Al-Adha.
La tradición parte de un pasaje bíblico que el Corán también recoge. Dios puso a prueba a Abraham –Ibrahim en el Islam– invitándole a sacrificar en una montaña a su hijo Isaac –el texto coránico apunta a Ismael–. El padre, con todo el dolor del mundo, hizo cuanto le mandó y maniató a su hijo en un altar. Un ángel, entonces, le reprendió: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único». Fue, en ese mismo momento, que Alá le reclamó el sacrificio de un cordero y no el de Ismael.
Un joven, tomando el micrófono, agrega que en el holocausto se puede extender a «un camello o una cabra», pues «lo importante es la celebración de la Fiesta Grande». En esta localidad madrileña, donde la comunidad musulmana se cuenta por miles, siguen la lectura malekita del libro sagrado, una de las vertientes menos dogmáticas y más progresistas del Islam.
El hermano Sayd, como le conocen en el Centro Islámico, reivindica la nobleza espiritual del acto. «Es un día único con una fortaleza moral indudable. Con el sacrificio del animal enterramos los males que tenemos dentro. En este día no hay odio, se olvidan incluso los conflictos familiares». El imán reivindica la extraordinaria labor comunitaria que realiza el santuario, que incluye desde donaciones de sangre hasta apoyo extraescolar. «Si sólo leyéramos los periódicos, pensaríamos que aquí se cometen barbaridades. Pero esta es la labor real de una mezquita».
Sayd, el imán y Victoria Martín, representante del Foro Abraham, se someten a las cuestiones de los visitantes, advirtiendo que una de ellas emerge con especial insistencia: el terrorismo yihadista. «Lo que está sucediendo sólo se puede relacionar con intereses políticos y económicos, nunca religiosos. Pero de ésto nos vamos a dar cuenta en 20 ó 30 años, miles de millones de muertos después», defiende Sayd.
Las mujeres ofrecen cordero, té y dulces morunos, perfectamente dispuestos sobre unas mesas improvisadas. Los viernes, confiesa el imán, acuden a la llamada a la oración «hasta 800 personas». La asistencia en el día de puertas abiertas es más discreta. Apenas un par de docenas excluyendo a los turistas.
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