Campamento en Atenas

Medio millar de refugiados duermen en una plaza en su camino a Alemania

Diario de noticias de Gipuzkoa, Un reportaje de Laura Panqueva, 27-09-2015

Hace un tiempo, su padre le pagó unas clases privadas para que aprendiera esa lengua que tanto le gusta. Tras un largo viaje que duró 20 días – desde Afganistán, pasando por Irán, Turquía, hasta Grecia – Farid y su familia llevan ahora cuatro jornadas en la Plaza de Victoria, esperando poder continuar el viaje y siguiendo las noticias que llegan de la tensa situación que viven los refugiados en Croacia y Hungría. Hasta ahora la parte más arriesgada de su travesía, revela el joven, fue cruzar a pie la frontera entre Irán y Turquía. Farid cuenta que es una zona montañosa en donde la Policía de ambos países apresa a quienes pasan de manera ilegal. “Tuvimos miedo de ser encarcelados, pero logramos escondernos”, dice.

El sollozo de su hermana roba su atención. Dice que tiene hambre, pero no hay mucho que darle. Ni él ni sus padres han probado alimento desde que se levantaron. “Lo que tenemos – cuenta – lo reservamos para las niñas”. “Estos días he visto gente de muy mal humor. El hambre a veces saca lo peor de ti”, reflexiona Farid. Su único deseo ahora es encontrar un lugar que le garantice a él y su familia poder vivir en seguridad y con dignidad.

A pocos pasos Amena, una mujer afgana de 24 años, aguarda en otra tienda de campaña junto a su esposo, sus hijos y dos familias más. En total son trece, cinco de ellos niños. Uno de los pequeños duerme en el asfalto al lado de un extractor de humo de un restaurante; el aire le pega directamente en la cara. “Tiene fiebre. Lo llevamos a la clínica donde nos atendieron muy bien y nos regalaron medicina”, explica Amena.

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