La Ertzaintza maneja un «mapa» con todas las mezquitas e imames

Beltrán de Heredia plantea rebajar la alerta antiterrorista porque «no hay riesgo inminente»

El Mundo, , 24-09-2015

IKER RIOJA ANDUEZA VITORIA
El director de la Ertzaintza, Gervasio
Gabirondo, detalló ayer en una
comisión a puerta abierta del Parlamento
Vasco una de las claves
del Plan estratégico contra el islamismo
radical. La Policía maneja
un «mapa» para controlar mezquitas,
oratorios, imames y, en general,
todos los movimientos de la comunidad
musulmana. «Dentro de
la comunidad islámica no todos
piensan de la misma manera: hay
tendencias más extremistas y más
moderadas. Queremos saber alrededor
de qué mezquitas se organizan,
de qué tendencias son, cuáles
son los dirigentes claves. Una persona
puede convertirse en líder de
una mezquita y puede ser sustituido
con la misma rapidez. Hay que
estar muy atentos con esos movimientos.
Planteamos un mapa geográfico
de la distribución de personas
musulmanas con sus mezquitas
y oratorios. Un perfecto mapa
en cada momento de cuál es la situación
del mundo musulmán», argumentó
Gabirondo.
En realidad, lo que hizo fue confirmar
públicamente lo que ya se
viene haciendo de manera discreta
desde hace años. Fuentes de los
servicios de información de la Ertzaintza
(antes conocidos como
UIA y ahora rebautizados como
Oficina Central de Inteligencia,
OCI) recuerdan cómo después del
11-M se intensificó el control de
mezquitas en toda España, también
en el País Vasco. En algunas
de ellas, principalmente las de tendencia
salafista, se llegaron a instalar
cámaras para registrar todas
las entradas y salidas. Attawhid en
Barakaldo y Sunna en Vitoria son
los centros de culto que, históricamente
y también en la actualidad,
más han ocupado a los distintos
cuerpos de Policía.
Se da la circunstancia de que antes
del verano, coincidiendo con la
aprobación de la ‘Instrucción 79’ (el
nuevo protocolo antiterrorista de la
Ertzaintza que sustituye a la ‘Instrucción
53’ empleada durante la
amenaza de ETA) distintas comunidades
islámicas denunciaron ese
control de la Policía vasca. Como
guiño, el Departamento de Seguridad
anunció que abriría un canal
de interlocución permanente con la
asociación Euskal Bilgune Islamiarra.
Se pretende una «relación estable
y continuada con quienes representan
el sentir de la mayoría de la
comunidad musulmana». Además,
se han incluido expresamente en la
política contra el yihadismo medidas
contra la «islamofobia».
Con todo, Gabirondo admitió
que la lucha contra esta nueva
amenaza global no puede limitarse
al control de mezquitas, ya que
ahora hay nuevas formas de «radicalización
exprés» al margen de
los oratorios y que son muy difíciles
de detectar. Por ello, aludió a estrechar
el seguimiento de webs y
redes sociales y a incluir en las
charlas formativas a estudiantes de
ESO y Bachillerato datos sobre los
peligros de Internet en este sentido,
como hasta ahora se hace con
la pornografía o la ludopatía.
El director de la Policía vasca
estuvo precedido en el uso de la
palabra por la consejera de Seguridad,
Estefanía Beltrán de Heredia.
Aseguró que «ni geoestratégicamente
ni sociopolíticamente
Euskadi es ajena de procesos de
radicalización o de sufrir un atentado
» pero puntualizó que «hoy no
hay un riesgo inminente».
De hecho, subrayó que los servicios
de inteligencia de la Ertzaintza
estiman que el nivel de alerta 4
de 5, el fijado en toda España, es
excesivo y pidió al Ministerio del
Interior que permita «territorializar
» los riesgos para que la comunidad
autónoma vasca quede en
nivel 3. La diferencia no es baladí,
ya que las alertas 4 y 5
exigen sobreesfuerzos de
seguridad (con su consiguiente
coste económico),
ya que incluyen controles
especiales, vigilancia
de puntos estratégicos
y blindaje de sedes diplomáticas,
entre otras medidas
que se desgranan en
el plan presentado ayer.
Durante la comparecencia,
tanto Beltrán de
Heredia como Gabirondo
destacaron la importancia
del intercambio de información con
otros cuerpos policiales, tanto españoles
como europeos, para hacer
frente a una amenaza global. Una
de las necesidades operativas básicas
es tener detectados a los conocidos
como foreing fighters, con
gran movilidad por toda Europa.
Hace unos meses, desde el Gobierno
vasco se transmitió el mensaje
de que la Ertzaintza no podía
quedar subordinada a las Fuerzas
de Seguridad del Estado y se llegó
a denunciar que la información que
recibían era insuficiente. Ayer, sin
embargo, la consejera y el director
policial coincidieron en que la situación
ha mejorado.
«Ha mejorado el acceso. El acceso
a las bases de Schengen es mucho
más fluido de lo que era, aunque
seguimos que esa información
llegue en tiempo y forma con más
rapidez», señaló Beltrán de Heredia.
Gabirondo, por su parte, manifestó
que «las barreras van cayendo
». «Poco a poco, no es fácil, pero
empiezan a fluir informaciones de
manera más eficaz», apostilló.
Excepto EH Bildu, la oposición
pasó de puntillas sobre este tema tan
delicado y que constituye la primera
prioridad policial en medio mundo.
El parlamentario Igor López de Munain,
sin embargo, cargó duramente
contra la exposición del Plan estratégico
contra el islam y aludió a que el
Gobierno vasco ha «creado» una
«guerra fantasma» para
«generar miedo». Sugirió
incluso que determinados
sectores políticos y económicos
–citó a los escoltas
privados– necesitan «generar
una nueva alerta de terrorismo
aquí en Euskal
Herria» cuando el yihadismo
es una amenaza irreal.
Beltrán de Heredia replicó
a López de Munain
que vive «en un país de
Yupi» sin delitos ni policías.
No ofreció datos, pero
es conocido que media docena
de personas se han radicalizado en
el País Vasco en los últimos años. El
más conocido, Redouan Bensbih,
de Barakaldo que acabó inmolándose
en Siria.
Twitter: @ikerrioja

NIVELES DE RIESGO
Nivel 3: riesgo medio.
Hay que informar de la
amenaza terrorista a la
Ertzaintza y a las Policías
Locales. También hay que
hacer un aviso público. Se
refuerzan infraestructuras y
eventos concurridos.
Nivel 4: riesgo alto.
Además de lo anterior, se
movilizan unidades
especiales (Brigada Móvil,
Intervención, Caninos, …),
se restringe el acceso a
infraestructuras críticas y
se vigilan sedes
diplomáticas.
Nivel 5: riesgo muy
alto. Junto a lo anterior,
hay una mesa de crisis
diaria y vigilancia aérea.

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