«Occidente no puede vender armas y luego cerrar fronteras»
Escritor e intelectual egipcio. El autor de ‘El edificio Yacobián’, la novela en árabe más vendida de los últimos tiempos, denuncia la inacción de Europa ante la crisis de los refugiados y reclama responsabilidad: «No es un problema político, sino humano»
El Mundo, , 23-09-2015El escritor egipcio Alaa al Aswany es uno de los intelectuales árabes con más influencia y proyección mundial. Opositor a la dictadura de Hosni Mubarak, es un fuerte defensor de los valores democráticos y los derechos civiles, ideas que defiende tanto en sus novelas como en sus artículos periodísticos. Su activismo le ha llevado a levantarse en contra de las autocracias de corte civil, pero también de los fundamentalismos religiosos. Muchos comparan su perfil con el de su compatriota, el Nobel Naguib Mahfuz. Fumador empedernido, conversador amable, el autor del superventas El edificio Yacobián visita nuestro país para presentar su última novela, El Automóvil Club de Egipto (Random House), tras participar en el Hay Festival. Al igual que en sus anteriores obras, esta historia coral es una denuncia del despotismo y la injusticia, como cuenta el narrador en esta entrevista con EL MUNDO, desarrollada en Casa Árabe.
Pregunta.– Estos días estamos viendo a miles de refugiados llamar a las puertas de Europa, huyendo sobre todo de la guerra en Siria, pero también del Estado Islámico y de otros conflictos en Oriente Próximo. ¿Qué piensa del comportamiento de Europa ante la crisis de refugiados?
Respuesta.– Veo una diferencia muy clara entre el pueblo y los gobiernos. El pueblo ve este drama de manera correcta, ve seres humanos que sufren y a los que hay que ayudar. El problema de los refugiados no es político, es un problema humano. Me ha impresionado la reacción de los pueblos europeos. Los gobiernos, como de costumbre, calculan y dicen cosas, y luego hacen lo contrario. Yo pregunto: Si no hubiera armas en Siria, el conflicto no hubiera durado ni una semana; ¿quién vende esas armas? Si son los gobiernos occidentales, entonces no son inocentes: no puedes vender armas y luego, cuando la gente es masacrada, cerrar fronteras. O dejas de vender armas o abres tus fronteras.
P.– ¿Cree que hay solución al conflicto sirio?
R.– La hay, pero pienso que algunos gobiernos occidentales son responsables de este drama y tienen la misma responsabilidad que el señor Bashar Asad, que está masacrando a su pueblo. Hay gobiernos que apoyan a Asad por razones políticas. Creo que hay que llegar a una solución, tenemos que ayudar a los refugiados para que puedan volver a su país. Es lo mínimo humano que podemos hacer.
P.–El Automóvil Club de Egipto es una novela ambientada en los años previos de la revolución egipcia de 1952, que acabó con la monarquía. ¿Hay nostalgia por esos tiempos en Egipto?
R.– Pienso que teníamos un Egipto con una cultura de esencia cosmopolita y donde todos eran bien acogidos. Había apertura hacia todas las culturas y religiones y yo la he vivido en mi niñez. Pero hoy esa coexistencia ya no existe. No se ha perdido, porque es nuestra cultura, pero está escondida. Y pienso que esto ha sido consecuencia del petróleo, que ha apoyado al islam político, cuya base es el wahabismo. El wahabismo es una interpretación muy cerrada de la religión en la aplicación. En Egipto teníamos nuestra interpretación del islam, que era muy abierta. Pienso que el petróleo ha tenido consecuencias muy graves en la región. El fanatismo ha sido fabricado en su nivel teórico en países considerados socios de negocios para los americanos. Así que cerramos los ojos, giramos la cabeza hasta que, llegado un momento, nos encontramos cara a cara con el Estado Islámico. El problema ha de solucionarse desde el principio, a nivel teórico, luchando contra la ideología, contra el wahabismo.
P.– ¿Qué queda de las revoluciones árabes?
R.– Todo queda. La lucha sigue, la revolución sigue. La revolución es un cambio humano. Los egipcios de hoy no son los que vivían bajo Mubarak. No hemos llegado al resultado político de la revolución, esto tarda tiempo, pero la Historia está de nuestro lado.
P.– ¿Qué opina del Gobierno del presidente egipcio Al Sisi?
R.– No estoy de acuerdo con lo que hace. Ni con la ley de manifestación, bajo la que hay miles de jóvenes en la cárcel, ni con la ley antiterrorista. La libertad de expresión con Al Sisi es peor que con Mubarak.
(Puede haber caducado)