Tenemos corazón, pero también cabeza

Croacia afirma que no puede acoger más refugiados y fleta autobuses hacia Hungría

El Mundo, ROSALÍA SÁNCHEZ BERLÍN ESPECIAL PARA EL MUNDO, 19-09-2015

Una clara mayoría de gobiernos europeos está de acuerdo en que los refugiados con derecho a asilo deben ser aceptados, repartidos y protegidos, pero nadie sabe exactamente cómo devolver a los que no cumplan los criterios de asilo. Croacia se ha convertido desde ayer por la tarde en un laboratorio de experimentación y, si su procedimiento funciona, la próxima semana puede adquirir carta de legitimidad en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno.

«No podemos registrar y acomodar a toda esta gente», afirmó el primer ministro croata, Zoran Milanovic. «Tendrán comida, agua y ayuda médica y podrán seguir camino. La Unión Europea debe saber que Croacia no se convertirá en un punto caliente migratorio. Tenemos corazón, pero también tenemos cabeza», añadió.Las autoridades croatas comenzaron a trasladar en autobuses a cientos de refugiados que habían logrado entrar en su territorio antes de cerrarse los puestos fronterizos. Un comunicado del Ministerio del Interior reconoció los transportes, sin detallar rutas ni cifras.

Medios del enclave húngaro de Baranya informaron sobre la llegada de varios cientos de personas a los puntos de registro de Szentgotthárd, en la frontera con Austria, y a Siklós, a pocos kilómetros de Beremend, en la frontera con Hungría. Se trata de una flota de unos 20 autobuses, en los que habrían subido unos 700 refugiados, y al menos un tren, con otras 1.000 personas, que llegó a la estación fronteriza de Magyarbóly.

La situación es muy confusa. Al menos los refugiados que subieron a esos autobuses en el campo de acogida de Beli Manastir creían que su destino era Zagreb. También viajaban felices y a ciegas los refugiados del campo de Baranjsko Petrovo Selo, convencidos de que finalmente se los llevaban a Alemania. Al llegar a la frontera húngara, además de la evidente decepción, se encontraron con varios cientos de policías antidisturbios húngaros desplegados al otro lado de la valla y zonas acordonadas de las que no se les permite salir.

La televisión croata HTV mostró cómo, a pesar del cierre de los pasos fronterizos, los refugiados siguen entrando por carreteras, vías férreas, senderos y a través de los campos para dirigirse a Eslovenia, que ha cerrado sus infraestructuras ferroviarias con Croacia tras recibir un tren con más de 300 refugiados. La mayor parte de ellos fueron devueltos a Croacia y este país ha decidido tomar la misma medida: la devolución.

El ministro de Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, denunció ayer que, «en lugar de ayudar a la gente, Croacia está animando a masas de personas a cometer delitos», ya que «cruzar ilegalmente la frontera es un delito». Desde Alemania, el vicecanciller Sigmar Gabriel amenazó: «Quien no comparte nuestros valores, no puede esperar tampoco nuestro dinero». Y advirtió: «Europa está en peligro, más que con la crisis financiera o la crisis de Grecia».

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