Tregua en la frontera

Maduro y Santos viajan a Quito para rebajar la tensión tras la deportación de un millar de colombianos y el cierre de puestos fronterizos «Colombia no es culpable de los problemas de Venezuela»

El Mundo, SAUDIA LEVOYER QUITO ESPECIAL PARA EL MUNDO, 22-09-2015

Un mes después de que estallara la guerra en la frontera entre Venezuela y Colombia, los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos viajaron ayer a Quito para tratar de rebajar la tensión. Al cierre de esta edición se disponían a reunirse en el Palacio de Carondelet, sede del Gobierno de Ecuador, al haber sido el encuentro impulsado por el presidente de ese país, Rafael Correa –en calidad de líder de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)– y su homólogo uruguayo, Tabaré Vázquez, como presidente de Unasur.

Ambos mandatarios expresaban su voluntad de diálogo, pero mantenían sus espadas en alto. El venezolano advirtió de que no cederá en su plan de paz en la frontera. «Quiero iniciar un nuevo tiempo de relaciones con Colombia, de respeto, de cooperación, de beneficio mutuo, de paz, de convivencia, de coexistencia, de modelo, de ideas, de proyectos», aseguraba, para afirmar, sin embargo después: «Que nadie se meta en los asuntos internos de Venezuela». En su cuenta de Twitter, antes de su llegada a Quito, se podía leer «#ConMaduroporlapaz, para construir una frontera en la que prevalezca la justicia».

Santos advirtió de que Colombia «no es culpable de los problemas de Venezuela», insistiendo en que su prioridad era garantizar el respeto por sus compatriotas, sus derechos fundamentales y la soberanía de su país, y que el Estado de emergencia decretado por Maduro «no debe servir de excusa para pasar sobre los derechos de los colombianos». También dijo que apostará por la diplomacia y el diálogo «serio, constructivo, sereno y respetuoso», y que los problemas fronterizos requieren del apoyo de los dos países para solucionarlos. Venezuela y Colombia han mantenido una tensa relación desde el 19 de agosto, producto de la decisión del Gobierno de Nicolás Maduro de expulsar a los colombianos que viven en su país y ordenar el cierre de varios puntos fronterizos, bajo el argumento de que «el paramilitarismo colombiano» había atacado a militares venezolanos durante un operativo anticontrabando. Colombia ha considerado que se trata de una expulsión sin argumentos.

Naciones Unidas estima que los colombianos deportados a través de Santander, Arauca, La Guajira y Vichada llegan a 1.608, mientras que otras 19.686 personas han regresado a su país por temor a que les ocurra lo mismo.

A lo largo de este mes, en donde no han faltado las fuertes declaraciones de ambos lados, se han producido tres momentos tensos. El primero se dio el 28 de agosto cuando ambos países llamaron a consultas a sus embajadores. El segundo fue el 8 de septiembre, cuando Nicolás Maduro ordenó el cierre de Paraguachón, zona de la frontera en La Guajira-Zulia, así como el despliegue de 3.000 militares en el lugar. El tercero tuvo lugar el jueves, cuando Maduro responsabilizó de la muerte de dos de sus pilotos, a bordo de una aeronave Sukhoi, al narcotráfico colombiano.

La llegada de Santos y Maduro se dio una hora antes del encuentro presidencial. Anoche estaba prevista una reunión de trabajo de dos horas de duración entre los cuatro presidentes, y otra ampliada también con los jefes de Estado. Tras esas cuatro horas estaba prevista la rueda de prensa para informar de los resultados.

Quinientos efectivos se encargaron de la seguridad en el Palacio de Gobierno. La medida obedece a la presencia de seguidores de Alianza País, movimiento del presidente Correa, que pretendían dar la bienvenida al presidente Maduro, y al anuncio de la presencia de opositores a Correa y Maduro, quienes se estaban citando desde la semana pasada, no sólo para rechazar la presencia de Maduro en Quito, sino en respaldo a Leopoldo López, opositor venezolano sentenciado hace dos semanas a casi 14 años de prisión.

Esta reunión se da 10 días después de la de las cancilleres de Colombia, María Ángela Holguín, y de Venezuela, Dercy Rodríguez, que tuvo el auspicio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador. En ese encuentro no se estableció fecha para la reunión de presidentes y los avances logrados –que iban a ser sometidos a consulta presidencial– no fueron suficientes, ya que el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, debió viajar a Caracas y Bogotá para concertar la cita. Las diplomáticas también se reunieron antes en Cartagena de Indias, mientras que por falta de un voto, la OEA no pudo reunirse para tratar este tema.

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