Maite Peña diputada foral de política social

“Estamos valorando que las familias que quieren ayudar a los refugiados acojan a menores de Gipuzkoa”

La solidaridad por la crisis humanitaria puede tener otras derivadas. “Es gratificante que haya voluntarios, pero lo mejor es alojar a los refugiados en pisos de las instituciones”

Diario de Noticias, Jorge Napal Javi Colmenero, 20-09-2015

donostia – A pesar de que persiste “una indefinición absoluta” respecto al cupo de desplazados, se calcula que unos 70 llegarán a Gipuzkoa a finales del mes que viene. Maite Peña se muestra convencida de que el territorio “va a saber responder” al nuevo desafío. La diputada foral de Política Social cree que la mejor salida para estas personas que huyen de la barbarie pasa por un alojamiento en “viviendas institucionales”, al tiempo que muestra su preocupación por el estrés postraumático que pueden presentar las familias que recalen en el territorio. “Prácticamente vamos a tener que hacer un traje a medida con cada una de ellas”, sospecha.

Prácticamente no ha puesto ni un pie en la Diputación y ya tiene que hacer frente a un reto de envergadura…

Es cierto que ha supuesto una carga de trabajo importante. Ya de por sí cuesta arrancar la legislatura con un nuevo equipo, pero si a ello se suma una crisis humanitaria de semejante magnitud, qué duda cabe que supone un reto añadido.

¿Gipuzkoa está preparada para atender a los refugiados?

Vivimos en un territorio muy solidario, y no tengo ninguna duda de que vamos a estar a la altura. Se está haciendo un trabajo muy serio, con una visión global y coordinada. El liderazgo le corresponde en este caso al Gobierno Vasco, pero cada uno en su área está haciendo los deberes.

La información no deja de ser confusa. ¿Cuántas personas vendrán?

Hay que partir de la base de que la información es cambiante cada día. Según los datos que manejamos, está previsto que lleguen a Euskadi 1.300 refugiados, por encima del millar que se había calculado.

¿Esa cifra que dónde sale?

La competencia la tiene la Unión Europea (UE), que transfiere los datos al Gobierno español, y de ahí al Gobierno Vasco. El problema es que si en la UE no son capaces de ponerse de acuerdo con los cupos, cualquier modificación tiene un efecto dominó. Euskadi, en todo caso, va a aceptar el número de refugiados que le corresponda sin poner ninguna objeción.

El miércoles se celebra una nueva reunión entre los ministros de la UE. ¿La cifra podría ampliarse?

No lo sabemos. Hay una indefinición absoluta, pero nos vemos obligados a trabajar en estas condiciones, tanto el Gobierno Vasco como la Diputación, los ayuntamientos y las organizaciones sociales.

Según los últimos datos, unos 200 refugiados llegarán a Euskadi a finales de octubre…

Sí, esa cifra de momento se mantiene.

¿Y cuántos recibe el territorio?

Un tercio de ellos podría venir a Gipuzkoa, eso es al menos lo que se está barajando. Hay que tener en cuenta que la llegada va a ser escalonada, lo cual nos permitirá adecuarnos a las necesidades y realidades que vayamos encontrando.

¿De modo que vendrán a Gipuzkoa casi 70 refugiados el mes que viene?

Sí, pero insisto en que no dejan de ser cifras provisionales.

¿Conocen ya el perfil de estas personas?

No lo sabemos, y no lo vamos a saber hasta el final, por eso es tan importante la labor previa que estamos haciendo para adecuar los recursos. Somos conscientes de que es muy diferente que llegue una familia, un menor no acompañado, o una persona dependiente. Casi habrá que hacer un traje a medida, respetando la igualdad de trato para todos.

¿Cuál es el plan de actuación previsto?

Partimos de la base de que hay que responder a todas sus demandas. No se trata solo de darles alojamiento sino que hay que abordar la situación en su conjunto. En ese sentido, estamos haciendo un listado de las necesidades que se presenten.

¿Cuáles son las más acuciantes?

Más allá de la vivienda y la alimentación, para nosotros es fundamental la atención sanitaria. Y no solo desde el punto de vista físico, sino también mental. Nos preocupa muchísimo en qué situación de estrés postraumático puedan venir. Además, la educación que podamos ofrecerles es muy necesaria, así como la inserción en el sentido más amplio, tanto respecto al conocimiento del idioma como desde el punto de vista laboral o relacional. Va a haber muchas necesidades a las que hacer frente, y hay que responder de manera coordinada y global.

Casi un centenar de familias se ha ofrecido para acoger a estas personas en sus casas. ¿Es la mejor solución, o es preferible apostar por personal cualificado?

En la Diputación contamos con profesionales que se dedican a la atención psicológica. También hay especialistas en infancia y dependencia. Lo primero que tendremos que ver es cómo vienen, es un punto de partida fundamental. En cualquier caso, que tantas familias se presenten voluntarias es un buen dato, una nueva muestra solidaria. Quizá a partir de ahora sean importantes las campañas informativas. Es muy gratificante que la gente tenga voluntad de ayudar, pero tenemos que saber qué va a suponer la respuesta a estas personas. Hay que informar bien sobre todo ello.

¿Esta crisis humanitaria puede llegar a desviar la atención hacia otras necesidades del territorio?

Gipuzkoa no se va a parar por ello, las necesidades no desaparecen por la llegada de refugiados. De hecho, hay muchos menores guipuzcoanos que precisan de ayuda, que están aquí, atendidos por la red y en situación de desprotección. Nos estamos planteando la posibilidad de que las familias voluntarias que quieren ayudar a los refugiados acojan a menores guipuzcoanos. Es algo que estamos sopesando, sobre todo por la dificultad que entraña la acogida a partir de los siete años. Quizá, esta ola de solidaridad nos sirva para que estos menores puedan tener una familia, que al final es el objetivo del departamento.

¿Y cómo está viviendo el departamento esta crisis de puertas adentro?

Nos está ayudando a engrasar la maquinaria, a mejorar la coordinación y a estrechar lazos con los ayuntamientos. Responder a las necesidades que tienen los refugiados nos está permitiendo cohesionar el equipo y nos está poniendo a prueba.

¿Los refugiados vienen para quedarse?

En principio sí.

¿Dónde se alojarán inicialmente?

Lo ideal es alojarlos en recursos institucionales, pero no me estoy refiriendo a albergues, que están bien pero suponen una medida transitoria. Lo ideal sería que estuvieran en viviendas de las instituciones.

¿Tienen previsto destinar una partida económica específica para ellos?

En principio contamos con dinero de la UE, lo que hace falta es concretar qué cantidades se manejan y durante cuánto tiempo. Es un camino que habrá que andar, porque desde luego que la UE se tiene que implicar. En cualquier caso, si tenemos que hacer alguna propuesta económica esperamos contar con el respaldo de los grupos de la oposición en las Juntas Generales. Es algo que habrá que valorar.

Pero la RGI, por ejemplo, no pueden percibir…

Ni la Renta de Garantía de Ingresos ni la Ayuda de Garantía de Ingresos. No lo pueden hacer porque no cumplen los requisitos. En ese sentido, para ayudarles también tenemos que hacer un trabajo importante con las organizaciones sociales y, en ese sentido, tenemos prevista una reunión con las asociaciones de Gipuzkoa para pulsar sus sensaciones.

En principio, los refugiados sirios que vengan a Gipuzkoa proceden de países como Italia, Grecia o Hungría. ¿Dónde se encuentran y en qué situación están ahora?

Parece que por el momento siguen en esos países, pero digo parece porque las noticias son cambiantes.

Por el momento no les ponen rostro…

No, y lo cierto es que se trata de una cuestión muy importante, entre otras cosas, porque los menores no acompañados que lleguen, por ejemplo, son competencia nuestra.

¿No le resulta indignante la falta de respuesta de la UE?

Sin duda. El espectáculo que se está dando, con una pelea constante por los cupos, es lamentable. Es indignante que no sean capaces de dar respuesta a un drama humanitario tan urgente y sangrante. Hace falta solucionar el problema en origen, porque estas personas huyen de la guerra. Salen corriendo de su casa pero desean volver allí.

¿Los políticos han reaccionado tarde?

Pronto desde luego que no.

¿Qué sintió al ver las imágenes de la reportera polaca pateando a refugiados?

Se te cae el alma a los pies, es claro ejemplo de lo peor del ser humano.

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