Moain Saleh pediatra sirio que lleva 44 años en Euskadi

“Lo de Siria es mucho más que una guerra”

Te deja sin respiración escuchar su relato. Moain narra la historia de su país, Siria, obligado ahora a emigrar buscando refugio en Europa. Sus palabras vienen preñadas de historias, como las de una Sherezade moderna de las mil y una noches

Deia, Una entrevista de Julio Flor Fotografía Juan Flor, 20-09-2015

bilbao – Con el drama de un pueblo a cuestas. “Es para llorar”. Llego hasta él sabiendo que entre unos y otros han intentado que no entendamos nada sobre Siria. Que todo sea complejo e imposible. Conversamos contra la oscuridad. En su voz está hablando ese niño pequeño, Aylan Kurdi, ese niño muerto con su madre y su hermano en una playa turca, camino de Europa.

Moain Saleh tiene 64 años. Llegó con 19 al Bilbao de 1971 para cursar estudios de Medicina en la recién inaugurada facultad de la UPV/EHU en Leioa. En todos estos años ha mantenido un contacto intenso y fluido con su país. Un viajero incansable entre dos culturas. Sus padres murieron antes de que comenzara la guerra en Siria. La última semana de agosto y la primera de este mes de septiembre viajó a Siria, en plena crisis de los refugiados que de allí huían, tomando tres aviones, y visitó en Latakia a sus siete hermanos. Es ahora cuando, después de cuatro años y medio de guerra, empieza a responder las primeras preguntas de los amigos vascos sobre Siria. Ahora que su país no existe. Ahora que se desangra camino del exilio.

¿Cómo estaba Siria antes de la guerra, hace cinco años?

- El presidente Bachar el Assad abrió el país al mundo. Siria se había convertido en el Estado más preparado de la zona, con toda la gente joven estudiando y formándose en todos los campos del saber. Mi esposa (de Bilbao) se quedó asombrada con lo que vio en mi pueblo. Le llamó la atención la cantidad de gente preparada: médicos, físicos y matemáticos que se formaban en Alemania, en Rusia, en Francia…

Siria es un país diverso y rico en culturas e idiomas.

- No sé hasta qué punto eso ha sido luego un problema. En Siria vivíamos gentes pertenecientes a 16 etnias y, por tanto, 16 idiomas. Convivíamos sin problema alguno en el mismo edificio con el kurdo, el armenio, el checheno, el musulmán, el castellano, etc. Era algo que no resultaba aceptable para los países de la zona, que al contrario que Siria son países donde pesa mucho la religión. En Siria la Constitución es laica. La religión pinta lo justo.

Después de cuatro años y medio de guerra, ¿hoy cómo está Siria?

- Qué te voy a contar. El país no existe. Todos lloramos porque este país culturalmente diverso desde hace miles de años, con un pueblo arameo, o con los yesidin, los asirios, y todas las comunidades que hablan sus idiomas, que tenían sus colegios, sus clubes sociales, su literatura, sus clubes deportivos, etc., todo ha dejado de existir. Hoy, por desgracia, estas minorías están en peligro. La mayoría han emigrado, abandonando sus pueblos, refugiándose por miedo en otras zonas, o en otros países. Y esta gente jamás volverá.

Todo ha sido destruido o está siendo destruido, entonces.

- Antes había autopistas, todas las grandes ciudades estaban bien comunicadas. Y cuatro años y medio después todo ha sido destruido. Cientos de miles de personas han muerto, las infraestructuras han sido destruidas, ya no hay hospitales, ni colegios, ni centrales eléctricas. 2,6 millones de niños están sin colegio. Es algo más que una guerra. ¿Quién los ha destruido? Los dos, el Gobierno, la oposición y todos los demás. Los revolucionarios entran en una población y la ocupan. El Gobierno hace un llamamiento a abandonar los pueblos, y si los revolucionarios no permiten a la gente la salida del pueblo, al Gobierno le da igual, manda la aviación y bombardea y destruye los barrios de la ciudad. Hay que ver para creer cómo está el país.

Usted ha podido entrar y salir varias veces de Siria, donde ha acudido a visitar a sus siete hermanos que siguen viviendo en el país.

- Pero si vieras a qué batalla me enfrento para entrar, y sobre todo para salir. Voy con pasaporte español y con pasaporte sirio, ya que tengo las dos nacionalidades. Solo queda una línea de aviación civil, la línea aérea siria. Para ir voy de Bilbao a Fráncfort, después de Fráncfort a El Cairo, duermo una noche, y de allí cojo el último avión de las líneas aéreas sirias hasta Latakia.

¿De qué hablan en el seno de su familia?

- Recordamos cómo ha sido el país. Y vemos cómo está ahora. Mis hermanos no quieren emigrar por nada del mundo, pues saben que la emigración no nos traerá nada bueno. ¿Qué futuro hay en Europa? ¿Vivir pobres y marginados?

¿Cree que eso es lo que les espera a los 17.739 refugiados que llegarán a España y a Euskadi?

- La mayoría de los refugiados sirios que llegarán a España creen que su futuro está en Europa, pero los que vivimos aquí sabemos que la situación no es buena. Por otro lado, nadie quiere parar la guerra en Siria. No he visto cosa igual. Allí están Irán y Rusia, de un lado. De otro lado, están Arabia Saudí, Catar y Turquía con el apoyo de Occidente y Estados Unidos de América. Ninguno habla de solución. Cada cual arma a su grupo, a sus milicianos y a su Ejército. Armas y dinero. El Gobierno de El Assad ha perdido el control de las fronteras, salvo las de la costa. Así que con Israel, con Líbano, con Jordania, con Irak y con Turquía no hay control de fronteras. Esas fronteras son una puerta de toda la gente loca que quiere venir a luchar a Siria. Viene gente de Pakistán, de Afganistán, de Chechenia, de Irak, de Arabia Saudí, de Túnez, Argelia, Libia… Dicen que hay 200 puntos de conflicto. Así que el Ejército se ha retirado para defender la zona que es únicamente importante para el Gobierno: Damasco y Homs.

¿Cuál es la razón última que ha convertido a Siria en un polvorín? ¿Qué mano mece la cuna de la tragedia siria?

- Es verdad que hemos tenido un presidente y un gobierno corrupto tras otro, el actual heredado de un padre que gobernó 29 años gracias a un golpe militar, de una ilegalidad a otra, resulta que es su hijo quien hereda el Gobierno como si fuera una monarquía. Pero el motivo principal es otro. Somos muchos los que creemos que esta guerra se monta para la seguridad de Israel. Siria se había aliado con Irán, con Hezbolá y con Hamás, las organizaciones palestinas de Líbano y Gaza. Aquel pacto de Siria, Hezbolá, Hamás e Irán se llamó el Pacto de Resistencia y Lucha contra Israel. Se quería recuperar la tierra arrebatada por Israel a los palestinos en las guerras anteriores. A la larga, Israel se veía a sí misma comprometida y en peligro. Y su alerta ante esta amenaza fue total. Israel empezó con Irak en 2003. Acabaron con el Ejército iraquí. Israel lo celebró. Ahora han acabado con el Ejército sirio. Los líderes israelíes han declarado la semana pasada que ya no tienen miedo a los Estados que les rodeaban. Su única preocupación son ahora Hezbolá y Hamás.

Desde su punto de vista, ¿Israel ha ganado la guerra en Siria sin disparar un solo tiro?

- Así es. Ellos son los únicos beneficiados. Nunca desde el nacimiento del Estado de Israel mostraron tanta satisfacción y alegría como ahora. Se acabaron los Ejércitos árabes que amenazaban a Israel. Los dos ejércitos árabes más preparados, con un sentimiento, con arabismo, con orgullo y dignidad por recuperar nuestro terreno ocupado, eran los Estados de Siria e Irak. Y ninguno de los dos existe ahora.

¿Qué va a ser de Siria?

- Mi Siria querida. Del país han salido ya entre cuatro y cinco millones de compatriotas. Alrededor de once millones de sirios de un total de 23 millones no viven ahora en sus casas ni en sus pueblos. El norte y el centro lo domina el Estado Islámico. Otra parte del norte lo domina el llamado Ejército Sirio Libre (soldados y oficiales disidentes del Ejército oficial) apoyados por Turquía, y una parte de este mismo Ejército Libre está en el sur, en la frontera con Jordania. En la frontera con Jordania hasta la frontera con Israel hay varios grupos, la oposición moderada, la que Estados Unidos quiere ahora sacar provecho de ella, que dicen que están preparando para que gobierne lo que quede de Siria. En el sur también está el Estado Islámico, con mucha fuerza, aunque su Estado lo ha montado en el noreste, con su capital y su califato. En el sur también está la facción de Al Qaeda, con el nombre de Nusra.

Es de una gran complejidad geopolítica.

- Es una locura. Tan locura es que dentro del Estado Islámico hay cien grupos entre los islamistas. Cada zona está dominada por un grupo con nombres de líderes árabes, el de Saladino, el de Tarek, el de un primo del profeta, y tantos otros; todos dependen de un gran líder. El Ejército Libre también tiene varios jefes. Y cada jefe está apoyado por gente poderosa del Golfo Pérsico, o de Turquía, o de Catar y Arabia Saudita. Antes dominaba el Ejército la parte opuesta a los revolucionarios, pero ahora el Ejército no puede controlar la situación. Se han puesto en marcha los “grupos populares”, que son auténticas mafias al servicio de los más poderosos, que han formado milicias con su uniforme y sus armas. Se calcula que hay entre 30.000 y 40.000 hombres armados en pequeños ejércitos. Todos ellos son independientes del Ejército oficial, aunque en un momento dado puedan luchar a favor del Gobierno de Bachar al Assad.

Desde su punto de vista, ¿quiénes son los ‘buenos’ y quiénes son los ‘malos’ de la Siria de hoy?

- Buenos no hay ninguno. Un país de una gran cultura como Siria, un país con una larga historia, con su riqueza, sus mujeres, sus niños, sus mayores, entre unos y otros lo han quemado y destruido poco a poco durante cuatro años y medio. Nadie dice “vamos a parar esta masacre, vamos a buscar una solución, vamos a hacer algo por este pueblo”. Entonces no hay buenos.

¿Qué le ha parecido la foto del niño muerto, Aylan, en una playa turca?

- Como este niño muerto hemos tenido cientos, miles de pequeños. Pasa todos los días. Niños muertos bajo cascotes de edificios bombardeados. En plena calle. En el mar… Esta semana se hundió un barquito de pesca en el Mediterráneo con un grupo de sirios entre Turquía y una isla griega. Y más de la mitad eran niños y niñas sirios. Todos los días podrían sacarse fotos como la de Aylan sin vida en la playa. Qué decir de la gente que ha quedado herida por la guerra. Niños y adultos sin piernas, sin brazos, ciegos. Un pueblo que ahora pide por las calle de la vecina Líbano. Hablamos de Siria, un pueblo que jamás emigró. Los emigrantes sirios eran como yo, los que venían a estudiar a Europa. No fuimos emigrantes humillados. Ahora hay un millón y medio en Jordania. Otro millón y medio en campamentos de refugiados del Líbano. Casi dos millones en Turquía…

En las últimas décadas, con las guerras de Oriente Medio que han afectado a Irak, Jordania, etc., ¿cómo acogió el pueblo sirio a los refugiados que llegaron a su territorio?

- Tengo que decir algo que me llena el pecho. Mi país acogió a los que llegaron huyendo de la guerra con los brazos abiertos. Nunca organizamos campamentos de refugiados. De Irak vinieron en 2003 alrededor de tres millones de iraquíes, ¡tres millones!, y fueron acogidos por los sirios en sus casas. Los niños iraquíes fueron a nuestros colegios, hospitales y ambulatorios. Y ahora los sirios asistimos, como yo en Europa, a una especie de…

¿“Cambio de cromos”?

- Efectivamente. Y lo más triste es que no vemos solución. No la vemos.

¿Qué diría de las personas sirias que vienen a España, de esos 18.000 asilados?

- Hace poco un ministro sueco dijo que “nunca habían entrado a Suecia emigrantes tan preparados como los que estamos recibiendo de Siria”. Son electricistas, ingenieros, mecánicos, médicos… Se marchan porque creen que van a encontrar un futuro. Pero ya hay emigrantes de ida y vuelta, que han visto que Europa no es lo que ellos esperaban.

¿En qué piensa que se están equivocando?

- Creen que van a tener casa, los hijos bien cuidados, ellos y ellas respetados, etc. Y resulta que llegan y hay países que les ponen a vivir en campamentos. En tiendas de campaña. Llegan y no les tratan como a refugiados de guerra. Tienen, eso sí, comida, bebida y ropa. Luego cogen sus nombres y los estudian uno a uno. Y tardan meses y meses hasta que les aplican el Estatuto de Refugiado y reciben las ayudas.

Preocupa la islamofobia. ¿Cree que muchos de sus compatriotas se van a enfrentar a este desprecio en Europa?

- Seguro. En Europa he sentido, al decir que soy musulmán, la sospecha que infunde esa palabra. Gente que está mal informada. Creen que “somos salvajes y ponemos bombas”. Esa es la idea que alguna gente tiene de nosotros en Europa. Pero he de decir que en nuestras familias, en la escuela, en la calle, en las mezquitas de mi país, aprendimos que el islam nos echa en brazos de la bondad y nos abre las puertas de la concordia y la amistad entre los seres humanos, con especial atención por los que más sufren. Que el islam nos otorga espiritualidad y nos humaniza.

Ha habido responsables del PP que han dicho que entre los refugiados sirios se colarán yihadistas.

- Potencialmente eso puede ser así. Aunque más bien creo que los yihadistas quieren quedarse en Siria y hacer la guerra.

¿Quién puede parar esta masacre?

- Nadie lo dice. Nos choca que Alemania esté en disposición de recibir a un millón de sirios. Vienen por barco, cruzan países a pie: Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria. Algunos llevan meses andando. Lo extraño es por qué no les dais visados en vuestras embajadas. No lo entiendo. Estoy sorprendido.

Estamos en esta pacífica cafetería de Euskadi. Y una parte del mundo se está viniendo abajo en Oriente Próximo.

- Ayer me dieron una mala noticia. Una más: dos amigos míos de la infancia habían muerto en mi país. No sabes qué infinita pena sentí. También te cuento que uno de mis sobrinos ha escapado del país una semana antes de que lo movilizara el Ejército. No quería ni morir ni matar por quienes no lo merecen. Ha tardado una semana en cruzar toda Europa y llegar a Noruega en un tiempo récord. Qué mundo el nuestro, ¿eh?

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