La embajadora húngara alaba el trabajo de España en la valla de Ceuta
La diplomática quiere conocer las medidas del Gobierno para atender a los inmigrantes.
El País, , 18-09-2015La embajadora de Hungría en España, Eniko Gyori, ha recorrido este viernes en Ceuta los ocho kilómetros de la doble valla fronteriza que separa a la ciudad autonómica de Marruecos. La diplomática húngara, que comentó que había solicitado esta visita hace tres meses, ha comparado el perímetro fronterizo que España tiene instalado desde finales de los noventa con la valla que las autoridades de su país están colocando a lo largo de 175 kilómetros de frontera con Serbia. “Me gustaría que Hungría tuviera con sus países vecinos la misma relación y colaboración que España tiene con los suyos”, ha afirmado Gyori, tras destacar el “gran y muy eficiente trabajo” de España en la frontera. “Lo hace con corazón y con cabeza, en cooperación con sus vecinos. Es un ejemplo del que Europa podría aprender”.
La embajadora húngara, que se ha entrevistado con el presidente de Ceuta, Juan Vivas, y el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández, ha eludido hablar sobre si su país incorporaría en su frontera algunos de los dispositivos de seguridad de la doble valla, que tiene 6,1 metros de altura y que está coronada por una concertina de alambre de espino. “Solo puedo decir que es un control eficiente”, ha respondido, tras pedir más solidaridad a los países europeos que carecen de frontera exterior.
“Me encantaría ver de los socios europeos más sensibilidad hacia los problemas de los demás”, ha criticado para lamentar también los cuestionamientos que el Gobierno húngaro está recibiendo por su gestión de la crisis de los refugiados. “Veo que hay mucha política de doble rasero y eso no está en línea con el espíritu europeo. Así no vamos a llegar a ninguna parte. Se necesita más solidaridad, más atención y más cooperación y un orden estricto de cómo hacer las cosas”.
La embajadora también echa en falta más ayuda internacional a los países que hasta ahora han soportado gran parte del éxodo de Siria o Irak. “Hay que colaborar más con Turquía, con Jordania o el Líbano, que están haciendo un excelente trabajo, para que algún día puedan ayudar al retorno de los refugiados”. Lo que observa es que se trabaja con mucho esfuerzo, “pero sin coordinación”.
La diplomática ha reconocido que la valla fronteriza de Ceuta y la que Hungría ha levantado son dos realidades distintas. Gyori asegura que su país “no ha tenido más remedio” que construir un vallado, más simple que el de España, porque se ha visto “desbordado” por la situación. “No nos ha quedado otra opción. La valla entre Hungría y Serbia sirvió al inicio, en agosto, para canalizar los flujos de inmigrantes hacia los puntos fronterizos. Con esto quiero remarcar que tampoco nuestra frontera está cerrada y quien quiera entrar legalmente puede hacerlo. Y si es refugiado y quiere pedir asilo, solo tiene que presentar su solicitud, que será examinada mediante un procedimiento acelerado. Lo que no se puede es llegar a Hungría a través de la frontera verde, es ilegal y está penalizado”, ha subrayado.
“Tenemos una frontera terrestre de muchísimos kilómetros y si los flujos se desvían ahora por Croacia, entonces vamos a tener otra valla allí. No tuvimos la intención de construir vallas, pero la situación de emergencia nos forzó. Hasta ahora nadie nos ha podido aconsejar una solución mejor que esa. Si alguien lo sabe, que lo diga”.
Gyori, que se ha visto un tanto sorprendida por la repercusión de su visita, ha asegurado que la tenía planificada “desde hace meses” y que simplemente la ha hecho coincidir con la apertura del nuevo Consulado Honorario de Hungría en Málaga. La diplomática ha dicho que su objetivo es conocer la realidad de Ceuta y la incidencia en la ciudad del fenómeno migratorio, pero sobre todo el trabajo que los cuerpos y fuerzas de seguridad realizan en una de las fronteras exteriores de la Unión Europea. También ha reiterado que su país está atravesando una situación nunca antes conocida y “muy difícil”, también como frontera “exterior”.
“Veo que para el control fronterizo es imprescindible más cooperación y soluciones conjuntas. Esto es lo que Hungría está exigiendo, porque el 99% de los refugiados que están llegando a mi país ha atravesado antes otro país de la UE y al menos dos de tránsito porque no llegan volando”, ha dicho en alusión a Grecia, Serbia o Croacia. “Nosotros controlamos nuestra frontera, pero lo que espero es que haya esta misma cooperación con nuestros vecinos”, añadió.
Hace casi 10 años, en 2006, Interior duplicó de 3 a 6 metros la altura de la verja fronteriza, coronada por una concertina, a raíz de los intentos masivos de entrada por el perímetro en septiembre de 2005, pero terminó desestimando una tercera verja y la colocación de la sirga tridimensional, un sistema de cables y alambres entre las vallas, algo que sí hizo en Melilla.
La accidentada orografía de la frontera ceutí, que discurre en zona montañosa aprovechando el cauce natural de un arroyo seco, desaconsejó la instalación de este elemento. El Estado gastó en ese refuerzo casi 8 millones de euros, según respondió el pasado año el Gobierno a una pregunta por escrito formulada por Amaiur. Desde entonces, aunque con menores cuantías, las inversiones en la seguridad de las fronteras de Ceuta y Melilla se han mantenido, también durante la época crisis económica. En 2011, Interior destinó 2,5 millones de euros y 3,2 millones en 2012. El año pasado el presupuesto empleado fue de 3,3 millones de euros, conforme detalló el Gobierno en la misma respuesta parlamentaria.
De igual manera, la llegada de inmigrantes se ha mantenido. El año pasado llegaron por Ceuta de forma clandestina, 1.623 inmigrantes, el 4,79% de los que accedieron a España. Solo en contados casos entraron en la ciudad autónoma saltando la valla.
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