Más de 7.000 personas entraron ayer en Croacia en sólo 24 horas. La situación puede empeorar, ya que Eslovenia –siguiente paso en la nueva ruta de los refugiados tras el violento cierre del paso por Hungría– anunció el restablecimiento de controles fronterizos.

Ayer, cientos de migrantes se abalanzaron para hacerse con una plaza en los autobuses que los trasladan desde el paso de Tovarnik a centros de acogida distribuidos por el territorio croata. La multitud tumbó el cordón policial al grito de «¡queremos pasar!» y la policía no pudo frenar la situación. El ejército se unirá a la custodia de la frontera.

El primer ministro croata, Zoran Milanovic, y su ministro del Interior, Ranko Ostojic, aseguraron que Croacia no tiene capacidad para acoger a ningún refugiado más, aunque se prevé que lleguen 20.000 más en los próximos días. Según Ostojic, muy pocos accederán al estatus de asilo y el resto será expulsado del país balcánico.