Croacia está desbordada. El cierre de la frontera húngara y el anuncio croata de ofrecer una alternativa a los refugiados ha tocado techo. En menos de un día, ha recibido 9.000 refugiados procedentes de Serbia, donde se encuentran bloqueados después de que el Gobierno de Viktor Orbán decidiera cerrar la frontera y endurecer las penas para detener a aquellos que pasen al país de forma ilegal. El ministro del Interior de Croacia, Ranko Ostojic, fue el encargado de anunciar que el país «está lleno», después de que los migrantes se saltasen la barrera policial. Es el Estado miembro más joven de la UE, tras su incorporación en julio de 2013, y aunque ha intentado hacer halago de la solidaridad europea ha considerado que el país no puede soportar la afluencia de refugiados llegados de países vecinos.

«En este momento hemos agotado nuestras capacidades y en las conversaciones con dirigentes de ACNUR y de la Unión Europea hemos dicho que Croacia está ya llena. No somos un país que en un momento dado no pueda ser solidario, pero en este momento pedimos que se pare la afluencia», declaró el ministro. Tras sus palabras, el proceso anunciado de facilitar un acceso rápido a otras naciones europeas se quedó en suspenso. Aquellos que quieran pedir asilo se trasladarán a centros de registro y los que no, serán considerados inmigrantes irregulares.

El Ejecutivo croata consideró que podría gestionar la llegada de 1.500 refugiados. Sin embargo, ayer ya hablaba de 20.000 para las próximas dos semanas. Ante estas previsiones, el primer ministro, Zoran Milanovic, advirtió de que su país tiene una «limitada capacidad» para atender una llegada tan masiva.

Esta crisis, que trae a toda Europa de cabeza y está haciendo tambalear los valores europeos, volverá a reunir a los ministros de Interior en Bruselas el próximo lunes. Y al día siguiente, a los jefes de Estado y de Gobierno. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha decidido convocar una cumbre extraordinaria, lo que viene a significar que tiene pocas esperanzas de que se llegue a un acuerdo a nivel de ministros el lunes. No es la primera vez que se convoca una reunión al más alto nivel para forzar un acuerdo. La canciller alemana, Angela Merkel, ha liderado la petición de una cumbre al más alto nivel. El país es uno de los más afectados por la acogida de refugiados junto a Suecia. Su llamada de solidaridad al resto de socios europeos para que se establezca un reparto justo de refugiados sigue esperando respuesta. La Comisión ya presentó sendas propuestas para la reubicación de 40.000 refugiados procedentes de Italia y Grecia en una primera aproximación y de 120.000 de esos dos países, más Hungría, y el Parlamento Europeo la respaldó ayer con 372 votos a favor y 124 en contra.

Respecto a la postura de Hungría, fuentes europeas señalan que el Ejecutivo de Viktor Orbán estaría considerando dejar de ser beneficiario de esta propuesta y acoger al número de refugiados que tendrían que salir del país según la Comisión hacia otras naciones, a cambio de que no entren más refugiados en el país. El Gobierno húngaro buscaría de este modo no entrar en ningún sistema de reparto.