Diez días después de ser víctimas de la zancadilla que se convirtió en la imagen de la intolerancia húngara contra los refugiados, el sirio Osama Abdul Mohsen y sus hijos Zaid y Mohamed se despertaron ayer en su nuevo hogar en Getafe con la seguridad de que tendrán permiso de residencia en España en el plazo de un mes y que la próxima semana esperan poder reunir a los tres miembros de la familia que se quedaron en un campo de refugiados de Turquía.

UVER VÍDEO
Esta es la historia de Osama
En el portal de su domicilio y junto a sus hijos, Osama reiteró que está «muy contento y agradecido» y que uno de sus principales propósitos es «aprender español cuanto antes», explicó Mohamed Labrouzi, el alumno de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol (Cenafe) que ejerció de intérprete. Sobre la periodista Petra László, afirmó que no está dispuesto a perdonarla porque lo que hizo es «inhumano». «Pide justicia, nada más», explicó Labrouzi, que invitó ayer a los Mohsen a su casa familiar en Parla, donde les han preparado comida árabe en su honor.

Osama acudirá hoy al Ministerio de Interior para comenzar a tramitar la tarjeta roja que le permitirá formalizar su permiso de residencia y de trabajo. El antiguo entrenador del Al Fotuwa sirio podrá comenzar a trabajar en Cenafe en unos seis meses, tras cumplirse el plazo legal establecido. Mientras, Cenafe pagará la casa a cargo de su fondo de solidaridad y el Ayuntamiento ayudará a la familia a tramitar el papeleo y a escolarizar a los menores. Cruz Roja ya les ha ofrecido apoyo médico y psicológico.

El director de Cenafe, Miguel Ángel Galán, señaló que el puesto que ocupará «no puede ser ocupado por ningún español» y que es el candidato «ideal» para entrenar a aquellos jugadores que requieran ir a países árabes como Dubái, Catar o Egipto.

«No voy a poner ningún obstáculo ni ninguna objeción a que esta persona (…) pueda acoger a su familia siria, estar en Getafe y rehacer su vida, integrarse en España y ser feliz», afirmó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. No obstante, advirtió que este es un caso «singular» y «no puede generalizarse».

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) instó a Interior a mostrar la misma diligencia en los «cientos» de solicitantes de asilo que se encuentran en lista de espera.