El Papa acusa a la UE de no actuar ante "el océano de dolor" de los refugiados

El Periodico, EUROPA PRESS / ROMA, 17-09-2015

El Papa ha acusado a la comunidad internacional de no ser capaz de encontrar respuestas ante el “océano de dolor” de la crisis de refugiados y ha pedido una solución pacífica porque “la violencia crea solo nuevas heridas”. “Están frente a los ojos del mundo entero y nadie puede fingir no saber”, ha exclamado.

Durante un encuentro con los participantes del Convenio sobre la crisis humanitaria siria e iraquí organizado por el Pontificio Consejo ‘Cor Unum’, Francisco ha denunciado que “el mal destruye los edificios y las infraestructuras” en Siria e Irak, pero ha precisado que sobre todo están exterminando “la conciencia del hombre”.

En este sentido, ha recalcado que “Líbano, Jordania y Turquía llevan el peso de millones de refugiados, que han acogido generosamente” y ha recordado que esta dramática situación sucede mientras algunos se lucran vendiendo “armas manchadas con sangre, sangre inocente”.

Por ello, ha llamado a los católicos a reforzar los “lazos de comunión que les unen a las otras comunidades cristianas, buscando también la colaboración con las instituciones humanitarias internacionales y con todos los hombres de buena voluntad”.

Paralelamente, el Papa ha instado al primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, cuyo país ostenta presidencia de turno de la Unión Europea, a “suministrar una asistencia adecuada a los a los refugiados”.

Según ha informado el Vaticano en una nota de prensa, durante las conversaciones, “se han abordado algunas cuestiones de carácter europeo e internacional, en particular, los conflictos en curso, las migraciones y la necesidad de suministrar una asistencia adecuada a los prófugos y a los refugiados, y la situación de las minorías religiosas perseguidas”.

Además, se ha reiterado la voluntad de consolidar las buenas relaciones entre la Santa Sede y el Gran Ducado de Luxemburgo y de hacer frente a temas de interés común, “prestando especial atención a las relaciones entre la Iglesia y el Estado y destacando la importancia de la libertad religiosa y de los valores espirituales en la cohesión de la sociedad”.

El Pontífice ha pedido a los participantes del Convenio que pongan especial atención en las “necesidades materiales y espirituales de los más débiles e indefensos” y ha reflexionado la convivencia interreligiosa.

“Durante años las comunidades cristianas y las musulmanas han convivido en estas tierras, en la base del respeto recíproco”, ha comentado tras detallar las graves consecuencias que sufren las comunidades cristianas en Siria y en Irak.

En este sentido, el Papa ha añadido que “la legitimidad misma de la presencia de los cristianos y de las otras minorías religiosas es negada en nombre de un fundamentalismo violento que reivindica un origen religioso”.

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