Si Mariano José de Larra levantara la cabeza volvería a escribir su famoso artículo: “Vuelva usted mañana” bajo el seudónimo de El Pobrecito Hablador. Pero en esta ocasión, las diatribas de los dos personajes de la historia: el bachiller Fígaro y monsieur Sans – delai no se limitarían a criticar la pereza e indolencia de la sociedad madrileña, sino que la harían extensiva a Europa.

En la madrugada de ayer los 28 ministros de Interior de la UE que estaban reunidos en Bruselas suspendieron la cumbre sin llegar a ningún acuerdo. El grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia) y Letonia han bloqueado el pacto, frustrando el acuerdo de reparto “equitativo y obligatorio” de cupos de inmigrantes en los Estados miembros. A los 120.000 sirios que llamaban a la puerta y a muchos más que se arrastran por las carreteras y mares de Europa se les ha dicho que “vuelvan mañana”. Ayer les cerraron la puerta en plenas narices. Al frustrarse el acuerdo de la UE, el texto ha quedado en una declaración de intenciones leído por la presidencia, apoyado por una mayoría de asistentes, pero sin alcanzar la unanimidad necesaria. Durante las próximas semanas los Estados miembros seguirán trabajando para llegar a un acuerdo final, que podría ser firmado en la reunión del próximo día 8 de octubre. Angela Merkel se ha arremangado los brazos y, visiblemente frustrada, ha acusado a la UE de hacer un ridículo universal, y ha amenazado a los cinco estados díscolos con recortarles los fondos que reciben de la UE como ayuda a la acogida de refugiados. Claro, que sus dirigentes le han hecho la peineta, Pero con mucho respeto. Hungría ha sellado la frontera y ha puesto en vigor una nueva ley de inmigración en la que se establecen penas de tres años de cárcel por entrar ilegalmente en el interior del país. Además han detenido a 60 personas, y están exigiendo visados a otros miles, que son rechazados porque falta “una foto en el impreso”. Volverán mañana.