La Policía húngara ha empleado gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los inmigrantes y refugiados concentrados en la frontera con Serbia y que reclaman entrar en Hungría.

Cientos de agentes antidisturbios, respaldados por unidades especiales antiterroristas con vehículos blindados y un cañón de agua, han avanzado hacia la multitud de inmigrantes concentrados en el paso fronterizo de Roszke. Los refugiados se encontraban del otro lado de la valla de metal construída por el Gobierno húngaro.Poco antes, la Policía había denunciado que un grupo de inmigrantes «agresivos» había conseguido romper la puerta del paso fronterizo desde Serbia. Sin embargo, el responsable de la ONU en el lugar de los hechos ha puesto en duda esa versión.«La Policía está adoptando medidas legales y proporcionadas para proteger la frontera estatal húngara y la frontera exterior de la Unión Europea», ha argumentado la Policía.

Cierre durante un mes

Hungría ha informado a Serbia de que ha ordenado una suspensión de 30 días del paso fronterizo de Roske – Horgos, ha anunciado este miércoles el Ministerio de Exteriores serbio en un comunicado.

Se trata de uno de los principales pasos fronterizos entre Serbia y Hungría, que desde este martes ha sellado su frontera con el país vecino y que castigará incluso con penas de prisión a aquellos que crucen de forma «ilegal» a su territorio.

Serbia denuncia los lanzamientos húngaros hacia su territorio

Las autoridades serbias han condenado que Húngría haya lanzado gases y agua a propulsión en dirección a su territorio. El ministro del Interior serbio, Nebojsa Stefanovic, ha anunciado un refuerzo de la frontera con más agentes con el objetivo de «evitar más ataques de la Policía húngara en nuestro territorio». También ha apuntado que intentarán alejar a los refugiados de la valla de una forma «humana» y «respetuosa».El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Mooon, se ha confesado «impactado por ver cómo son tratados estos refugiados e inmigrantes, no es aceptable», El máximo responsable de la ONU ha advertido a los líderes europeos que, al margen de los «problemas internos» que puedan tener, deben actuar con «compasión» frente a quienes «huyen de las guerras y la persecución. Deben ser tratados con dignidad y de acuerdo a los Derechos Humanos».