"Millón y medio de niños han huido de Siria, es un goteo incesante"
Eva Silván, responsable de Save the Children Euskadi, se declara indignada por que "tengamos que ver fotos como la de Aylan para que la comunidad internacional reaccione"
El Correo, , 16-09-2015La desgarradora imagen de un niño sirio de tres años muerto en una playa turca ha sacudido muchas conciencias acerca de un drama humanitario sobre el que Save the Children llevaba tiempo alertando. A la responsable de la sede de la oenegé de protección a la infancia en Euskadi, Eva Silván, aún le duele la imagen de Aylan que ha protagonizado portadas en todo el mundo. También le indigna que la comunidad internacional no haya reaccionado hasta ahora. “De Siria han huido millón y medio de niños, y eso no se produce de la noche a la mañana”, dice. Silván relata cómo es esa huida hacia adelante de esos niños sirios y sus familias.
¿Qué sintió cuando vio la foto de Aylan en la playa?
Mucho dolor, sufrimiento e indignación. Mucha indignación porque lamentablemente tienen que morir niños y tenemos que ver fotografías de este tipo para que la comunidad internacional reaccione. También mucho enfado porque hace tiempo que estalló el conflicto de Siria. Fue en 2011, desde 2013 la gente está huyendo y desde entonces organizaciones como Save the Children estamos alertando sobre esta situación y el impacto en la población civil, concretamente en los niños.
Esta imagen tan desgarradora ha sido un acicate para remover conciencias. ¿Es necesario publicar la imagen de un niño muerto?
No creo que el debate sea si haya que publicarla o no, el debate debe ser qué está haciendo la comunidad internacional para que pase esto, se tenga que publicar esta foto y todos nos indignemos. A mí no me gusta ver esa foto, pero parece que realmente la sociedad funciona a golpe de imágenes. No me gustó ver la foto porque era un niño con esperanza, que huía con su familia de la guerra y ha visto truncada su vida buscando un futuro mejor. Y me parece que si, entre todos, no somos capaces de exigir a nuestros gobernantes que tomen las medidas necesarias para salvar vidas, en algo estamos fallando. Hay una responsabilidad jurídica. En la Unión Europea nos hemos dotado de innumerables tratados internacionales de derechos humanos y convenciones internacionales como la de Ginebra, que establece obligaciones con la población desplazada por conflictos armados, y los Estados están incumpliendo estos tratados. Debemos exigirles que los respeten y que ninguna familia, ningún niño muera ahogado huyendo de la guerra.
“Más que el viaje, a los niños les traumatiza la incertidumbre de no saber lo que va a pasar”
¿Saben cuántos Aylan ha habido?
Casi cuatro millones de niños viven aún en Siria, en una situación desesperada y sin tener sus necesidades cubiertas. Calculamos que desde el estallido del conflicto armado, que casi se alarga cinco años, han huido alrededor de millón y medio de niños. Y eso no se produce de la noche a la mañana, es un goteo incesante, aunque es cierto que en verano las condiciones meteorológicas son más favorables. No sabemos cuántos niños han podido fallecer, pero nos tememos que bastantes. Sabemos que en lo que vamos de año han muerto 2.643 personas, de los que cerca del 20-30% serían niños.
¿En circunstancias similares a las de Aylan?
En el caso de este niño viajaban en una lancha. No hay que olvidar que esta familia se había gastado 4.000 euros en costear esta viaje. Estamos hablando de familias que vivían en una situación de clase media, de cierta comodidad económica, antes del estallido de la guerra. Podríamos ser cualquiera de nosotros. Y ante el colapso total del país, el bombardeo de escuelas, la falta de alimentos, el rebrote de enfermedades como la polio… No les queda otra oportunidad que salir huyendo del país buscando la seguridad y supervivencia para sus hijos. Y, lamentablemente, mueren en ese intento. La familia de este niño viajaba en un bote, otros lo hacen en embarcaciones mayores… Esta sociedad es muy contradictoria: viajar a Damasco hace cinco años te costaba 500 euros y ahora mismo a cualquiera de estas familias les cuesta 4.000 euros huir de su país. Hay que exigir a nuestros gobernantes que tomen las medidas pertinentes para que esto deje de pasar.
“Mucha escasez y vulnerabilidad”
¿Cuál es la situación de los menores que sobreviven en los campos de refugiados?
Las regiones limítrofes con Siria están siendo las más solidarias con la población civil. Solo Líbano ha acogido a un millón de refugiados. La situación es de mucha escasez y vulnerabilidad. En el caso del Líbano, el gobierno decidió no habilitar campos de refugiados y apostó por integrar a la población siria en sus ciudades. ¿Qué ha pasado? Que se han asentado en las zonas más marginales, en casas derruidas, en antiguas lonjas donde viven en condiciones de insalubridad muy duras. Líbano no es un país próspero y está teniendo muchos problemas para absorber económica y laboralmente a estas familias, lo que lleva a que cualquiera de sus miembros se vea obligado a trabajar, incluso los niños. En Save the Children nos preocupan sobre todo dos cosas: que cada vez más niños se están teniendo que poner a trabajar, y los riesgos, la falta de seguridad y protección a la que se ven sometidas las niñas.
“Es básico que en ese tránsito tengan espacios donde puedan jugar y olvidarse del drama”
¿Sufren abusos?
El riesgo al que se someten las niñas y mujeres refugiadas en el tránsito, en el viaje a Europa, es muy preocupante y alarmante. Los relatos que nos cuentan nuestros compañeros que acogen a los refugiados en la costa italiana hablan de niñas que sufren todo tipo de abusos, violaciones… Situaciones de mucha desprotección. El viaje en barco no es un viaje seguro, ni mucho menos.
¿Qué secuelas sufren estos niños que huyen de la guerra?
Ahora mismo en Siria le preguntas a un niño o niña por el nombre de un arma y te saben decir varias. Les preguntas por la última lección que recibieron en el colegio, y ni se acuerdan. Solo hay que ver imágenes de ciudades como Alepo, totalmente devastadas. Tenemos vídeos colgados en Youtube en los que ves a niños entre ruinas jugando a la guerra, a disparar los unos a los otros. Cuando llegan a Líbano o a los campos de refugiados de Jordania, los padres y las madres cuentan cómo sus hijos se hacen pis, tienen pesadillas… Estamos muy preocupados por las secuelas psicológicas que evidentemente la situación deja en estos niños, que se ven obligados a trabajar, niñas que sufren abusos, o menores que han visto morir a sus padres. La imagen del niño en la playa ha impactado mucho, pero hay niños que han visto morir a sus padres. Son secuelas que afectan en el plano emocional y físico. Es un estrés acumulado durante mucho tiempo: la guerra, dejar atrás a tu país, a tus amigos, tu historia vital…
¿Qué se puede hacer para minimizar el trauma?
Lo que más marca a los niños no es el viaje en sí, aunque evidentemente también, sino la incertidumbre de qué es lo que va a pasar. Los niños y las niñas necesitan saber en todo momento qué es lo siguiente que van a hacer. Eso les da seguridad, se sienten protegidos y a salvo. Esa incertidumbre de no saber a dónde van, dónde van a dormir, dónde va a terminar ese viaje, si van a tener un sitio para comer… produce trauma e incapacidad para tolerar la situación. Estamos viendo imágenes desgarradoras de familias subiéndose a los trenes y metiendo a sus hijos por las ventanillas. Desde Save the Children insistimos mucho en la necesidad de que en este periplo, en esta huida adelante haya recursos suficientes para habilitar espacios seguros para los niños, para que jueguen, para que se olviden por un momento de todo este drama y vuelvan a ser niños.
“Nos preocupan mucho los niños que se tienen que poner a trabajar y las niñas que sufren abusos”
¿Cómo articulan esos espacios infantiles?
La mayor parte de los niños salen acompañados de sus familias, aunque a Grecia han llegado 86 solos y son los que más nos preocupan, por su vulnerabilidad. Desde que estalló el conflicto estamos trabajando en Siria y en los campos de refugiados de Irak, Egipto, Jordania y Líbano.También tenemos compañeros en Grecia y en la costa italiana trabajando en el rescate de población refugiada. En Macedonia y en Serbia estamos valorando cuál es la situación y las necesidades de los niños, si es que se van a quedar allí. En estos casos, por supuesto, lo primero es distribuir materiales básicos, facilitar alimentos, porque hay familias que llevan varios días sin comer, el acceso al agua, darles refugio… Y luego crear esos espacios seguros tan importantes para los niños. Hablamos de tiendas, lonjas que se convierten en una especie de ludoteca, un espacio de juego, de estudio donde acompañados de educadores, psicólogos y trabajadores sociales, todo en un ambiente muy lúdico, pueden olvidar por un momento la situación que viven. Y aunque pueda parecer mentira, esta es una necesidad básica para los niños, por todo lo que sufren y porque aún no tienen las herramientas emocionales para asumir lo que pasa. Necesitan recuperar cierta cotidianidad, jugar, leer un cuento, oír una historia, ver a un payaso, a alguien que de repente se ríe con ellos…
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