Hungría ha cerrado este martes su frontera con Serbia para impedir la llegada de miles de inmigrantes y ha detenido a varios de ellos tras endurecer su legislación, una nueva muestra de la división de los países de la UE para acoger a los refugiados.

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“Europa se ha cubierto una vez más de vergüenza”, ha dicho este martes el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, un día después del fracaso de una reunión de urgencia en Bruselas para repartirse a los refugiados entre los 28 países de la UE.
Alemania y Austria piden una cumbre extraordinaria de la UE

Alemania y Austria han pedido este martes una cumbre extraordinaria la semana que viene de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea sobre la crisis de los migrantes, ha anunciado la canciller alemana Angela Merkel.

“Es un problema para el conjunto de la Unión Europea, por eso somos favorables a la celebración la semana que viene de un Consejo [europeo] extraordinario”, ha dicho Merkel en una rueda de prensa junto a su homólogo austriaco Werner Faymann.

Eslovaquia también se ha unido a la propuesta, pero su primer ministro, Robert Fico, ha advertido que acudiría a la cumbre con el “mandato claro” de no aceptar las cuotas obligatorias.

Merkel ha recalcado que “el tiempo apremia” y criticó sin nombrarlo a su ministro del interior, Thomas de Maiziere, que poco antes había sugerido reducir los fondos estructurales a los países que se nieguen a aplicar las cuotas. “Las amenazas no son el camino adecuado hacia la unidad”, ha dicho.

En lo que va de año, más de 500.000 personas han llegado a las fronteras de la UE, que vive su crisis migratoria más grave desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este martes se vivió un nuevo drama con la muerte de al menos 26 inmigrantes que intentaban llegar a Europa, entre ellos cuatro niños, en el naufragio de su embarcación entre Turquía y Grecia.

A pesar de la emoción y de la solidaridad suscitadas por la llegada de miles de refugiados, en su mayoría sirios que huyen de la guerra, la UE fracasó ayer en su intento de poner en marcha cuotas obligatorias para acoger a otros 120.000 refugiados, además de los 40.000 que ya se acordaron en julio.

Hungría, el principal país de tránsito para los que quieren llegar a Alemania, cerró sus fronteras y arrestó a 60 migrantes, acusados de haber “dañado” la valla de 175 kilómetros en la frontera con Serbia. Este delito está penado con cinco años de prisión en virtud de la nueva legislación que entró en vigor a medianoche.

Cifras récord

Desde el lunes a medianoche, la policía húngara tomó posiciones en el paso fronterizo con Serbia, cerca de Roszke, para impedir la entrada de migrantes. “Habíamos oído que los húngaros querían cerrar su frontera pero nos dijeron que sería el martes”, explicó el lunes Hasán, un sirio de unos 30 años rodeado de varias personas que lloraban.

El martes por la mañana, cerca de 300 migrantes, entre ellos varios niños, esperaban la reapertura del paso y algunos durmieron en el lugar en cincuenta tiendas de campaña proporcionadas por asociaciones humanitarias.

El lunes pasaron por la zona 9.380 refugiados, una cifra récord que lleva a 200.000 el número de personas que han entrado en Hungría en lo que va de año.

Tras el fracaso del lunes en Bruselas, Alemania sugirió la posibilidad de reducir los fondos estructurales europeos que reciben entre otros Hungría, Polonia o Eslovaquia a aquellos países que se niegan a aplicar el sistema de cuotas obligatorias.

Alemania, que el domingo restableció el control en sus fronteras ante el flujo incesante de migrantes, prevé acoger este año entre 800.000 y un millón de refugiados. En la región de Baviera, que el fin de semana se vio desbordada, el lunes sólo se registraron 2.000 llegadas tras el restablecimiento de los controles fronterizos.

Igual que Alemania y Hungría, Eslovaquia, la República Checa y Polonia también han anunciado su intención de cerrar fronteras, una suspensión temporal del acuerdo de Schengen de libre circulación en Europa.