Los ministros de Interior de la UE no lograron este lunes un acuerdo sobre el reparto de 120.000 refugiados llegados a Hungría, Grecia e Italia, por lo que solo se publicará una declaración de la presidencia de turno luxemburguesa y se retrasará la decisión al 8 de octubre, informaron fuentes europeas. El ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, explicó poco antes del término del encuentro que había una serie de países que tenían problemas con el carácter obligatorio del mecanismo de reparto.

Las conversaciones preparatorias de la reunión realizadas el domingo evidenciaron la resistencia de Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa, que se niegan a aceptar la distribución obligatoria de asilados. Lituania y Rumania también han expresado su descontento con el esquema que les obligaría a asumir miles de personas que huyen de la violencia y la opresión en Irak, Siria o Eritrea.

La primera ministra polaca, Ewa Kopacz, ha avanzado esta mañana que está dispuesta a imponer controles fronterizos. “Solo aceptaremos el número de refugiados que nos podemos permitir, ni uno más ni uno menos”, ha dicho.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo el viernes que convocaría a líderes de la UE para una cumbre de emergencia si sus ministros de Interior no pudieron acordar una solución. Para presionar a estos países reticentes, los diplomáticos de la UE advierten de que no solventar el problema de la redistribución de los refugiados se corre el riesgo de alterar la libertad de movimientos de Schengen, algo muy valorado en los países del este.

La reunión se produce, precisamente, en medio del anuncio por parte de Berlín de imponer controles temporales en su frontera con Austria para contener y gestionar la llegada masiva de refugiados. “El objetivo de esta medida es limitar el actual flujo hacia Alemania y volver a procedimientos ordenados cuando la gente entre en el país”, dijo el ministro de Interior alemán Thomas de Maiziere.