Esther Manuela Refugiada angoleña

“Era salir de mi país o morir”

Nada sabe de su marido desde hace seis años. Sometida a una persecución política implacable, esta angoleña de 40 años tuvo que huir de su país con sus hijos sin mirar atrás. “No había alternativa. Con la guerra perdí el contacto con mis familiares”, lamenta

Diario de noticias de Gipuzkoa, Jorge Napal, 13-09-2015

Donostia – ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que huyó de su país?

- Han pasado seis años. Mi marido era perseguido por cuestiones políticas, le secuestraron y desde entonces no he vuelto a saber nada de él.

¿Cómo recuerda la travesía hasta llegar a Euskadi?

- Vine con mis dos hijos, fue muy difícil. Es muy duro afrontar una salida así porque no es un viaje normal. Te ves obligada a pagar a la gente que te ayuda a abandonar el lugar donde naciste. Fue un viaje muy estresante.

¿Sus hijos lo pasaron mal?

- Sí, mi hija tenía quince años y el chaval seis. Era pequeños pero sabían por que estábamos preparando la huída. Era salir o morir.

¿Tiene contacto con algún familiar de su país?

- No. Debido a la guerra perdí el contacto con mis parientes hace años, mucho antes de venir aquí. Ellos vivían en otro Estado y, como era imposible transitar de un lugar a otro, perdimos el contacto mucho tiempo atrás. De hecho, hace más de 30 años que no veo a mi madre. Es una situación muy difícil.

¿Cómo convive con todo ello en Euskadi’

- Prácticamente todos los días me vienen a la cabeza las imágenes de aquel horror y de mis seres queridos. No es fácil estar fuera de tu país sin nadie.

¿Qué siente al ver el éxodo actual de miles de personas huyendo de la guerra?

- Les veo y me hacen sentir lo mismo que yo viví al venir aquí, ese desgarro por verte obligada a dejar aquello que conseguiste con esfuerzo durante años. Quizá no sean grandes cosas, pero tienes una casa, amigos y personas con las que hablas…

¿Aquí encontró mucha soledad?

- Sí, mucha, aunque poco a poco vamos haciendo amistades con otros inmigrantes solicitantes de asilo. Sé por lo que están pasando las personas que van a llegar a Euskadi en breve, porque es un enorme sacrificio dejar atrás tu país, y tantas cosas por el camino.

¿Qué consejo les daría?

- Que sean pacientes. lo mas importante es que ya están a salvo, aunque al llegar aquí descubrirán que seguimos inmersos en una crisis económica que no lo pone fácil.

¿Usted ha podido encontrar trabajo?

- No, está muy difícil.

¿Y de qué vive?

- Me ayudan mucho en la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR). Gracias a ellos he podido alojarme en algún piso durante unos meses, y Cáritas también me ha apoyado.

¿Cómo se plantea el futuro?

- La verdad es que llegué aquí en el peor momento económico. Se ha alargado la crisis de tal manera que llegas a dudar de si saldrás algún día adelante. Al final te ves obligada a vivir el día a día.

¿Desearía regresar a su país algún día?

- No. Lo echo de menos, pero me ha hecho mucho daño. Quién sabe lo que haré cuando sea viejita (sonríe).

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