Las caras de la otra crisis migratoria
La Vanguardia, , 12-09-2015El Mediterráneo ha sido, desde hace años, puerta de entrada habitual (por mar) de la inmigración a Europa. Las costas del sur de Italia y España han sido testigos de escenas a menudo dramáticas. Un acceso peligroso que se ha cobrado ya varios miles de vidas.>
La actualidad ahora está en el este. Con sirios que huyen de la guerra, la violencia, el extremismo, la inseguridad o la precariedad que acompaña al anonimato. Salen del país camino a Turquía, para después cruzar el mar hasta las islas griegas en inseguras barcas inflables y, si logran llegar, dirigirse a pie, bus o tren, frontera tras frontera, control tras control, hasta territorio austriaco y alemán. A la zona Schengen. La Europa más próspera.>
Los refugiados del conflicto en Siria y los inmigrantes que llegan del otro lado del Estrecho siguen así el camino que poco más de un siglo atrás hicimos los propios europeos, aunque hacia América: alemanes, italianos o españoles; británicos y franceses; rumanos, búlgaros o húngaros; también los nórdicos.>
Comprobarlo es fácil: tan sólo hay que diseccionar un listín telefónico de Nueva York o encender el televisor y sintonizar el habitual show importado de Estados Unidos. Los apellidos hablan. Ahora es la New York Public Library quien nos permite acceder a los rostros de aquellos europeos vestidos con trajes tradicionales –a la moda entonces– que llegaban a Ellis Island, la soñada y deseada puerta de entrada a una vida mejor.>
Hubo quien huía de la miseria. También de la violencia, la guerra o el exterminio. Algunos perseguidos, otros ya condenados. Imágenes que rememoran cómo el fenómeno migratorio no es otra cosa que una historia que se repite.
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