Trabajar es clave para la adaptación a un nuevo país. La cancillera alemana, Angela Merkel, lo tiene claro y por eso está impulsando un giro en su política para favorecer la integración en el mercado laboral de los miles de refugiados que han hecho de Alemania su nuevo hogar.

Este jueves, la líder alemana visitó un centro de acogida en el barrio de Spandau y una escuela en el distrito de Kreuzberg para escenificar esa posición conciliadora con los recién llegados.

Merkel reafirmó así su compromiso con los que serán futuros ciudadanos de su país, ya sea para escolarizar a los menores como para ayudar a buscar trabajo a los adultos. Muchos voluntarios ya dan clases de alemán a los refugiados. «El destino de todas las personas será tomado en serio», dijo la cancillera, considerada por los refugiados como su protectora.

Por su parte, la ministra de Trabajo, la socialdemócrata Andrea Naples, aseguró que se destinará un presupuesto de hasta 1.100 millones de euros a su integración laboral. El vicecanciller y ministro de economía, Sigmar Gabriel, apuntó en la misma dirección y aseguró a principios de semana que el país está preparado para asimilar medio millón de refugiados cada año.

Alemania espera recibir unas 800.000 peticiones de asilo hasta el final del año, más del doble de las recibidas el 2014. Tan solo en los primeros ocho días de septiembre, la cifra ha crecido en 37.000 solicitudes.