Los refugiados se enfrentan a la Policía húngara: «¡Queremos irnos, déjennos pasar!»
Medio millar de inmigrantes rompe un cordón de seguridad para intentar acceder a la autopista que conduce a Budapest tras pasar la noche en un centro de registro en la frontera con Serbia
Diario Vasco, , 09-09-2015Un grupo de entre 400 y 500 inmigrantes rompió un cordón de la Policía húngara que intentaba reunirlos en un centro de registro en la frontera con Serbia, cerca de Roszke, han informado periodistas de la AFP. El grupo de refugiados, muchos de los cuales pasaron la noche en el lugar, querían llegar a la autopista que conduce a Budapest y rompieron el cordón policial de agentes que llevaban material antidisturbios.
La región de Roszke, uno de los principales puntos de entrada a Hungría, registró el martes la llegada de 2.529 nuevos refugiados, según cifras publicadas el miércoles por la Policía húngara.
Los inmigrantes son congregados primero en centros de registro y luego conducidos hacia campamentos de acogida inicial. Pero muchas veces se enfrentan a las fuerzas de seguridad para intentar proseguir su viaje hacia Budapest y luego a Austria y Alemania.
La carretera que lleva a Roszke está cubierta de mantas, zapatos y comida abandonada. Los inmigrantes, principalmente sirios, ya han pasado por Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia.
“¡Siria! ¡Siria!” y “Se acabaron los campamentos”, gritan a la cara a los policías húngaros. “No queremos vivir más en campamentos en Hungría ni en ningún otro sitio, las condiciones son horribles, hace demasiado frío y todo está sucio, huele mal”, cuenta una joven siria de Damasco, en un inglés perfecto.
Agitando las manos, otros gritan “¡Queremos irnos, déjennos pasar!” y “Germany, Germany”. Un policía contesta “¿Es Alemania la que os ha enviado aquí?”. Otro presiona la mano contra la cara de un inmigrante ordenándole que se calle. Pero elllos consiguen hacer retroceder a los policías desplegados y se abren paso con sus bolsas de plástico y sus hijos dormidos en brazos para ir a pie a Budapest.
La Policía pide refuerzos
A unos kilómetros de allí, Roszke, un pueblo de casas con las persianas bajadas donde las campanas de las iglesias suenan cada hora, parece indiferente a su situación. Pese al frío, unos voluntarios austríacos caminan por la carretera distribuyendo platos de comida caliente y botellas de agua a los migrantes, envueltos en mantas. El termómetro ronda los 4 grados por la noche. Otros grupos avanzan por la vía férrea, en un movimiento que parece interminable. Los policías húngaros reclaman refuerzos.
Ante la afluencia incesante de migrantes (más de 160.000 cruzaron ilegalmente la frontera húngara en lo que va de año, según Budapest), Hungría quiere reforzar las medidas contra la inmigración ilegal. El primer ministro Viktor Orban anunció el lunes que se acelerarán las obras de la valla en la frontera con Serbia.
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