Unos 3.800 refugiados sirios han entrado por el Puerto de Málaga en lo que va de año

El destino que buscan estas personas suelen ser países como Alemania o Noruega donde tienen mayores posibilidades de encontrar un trabajo

Diario Sur, Alvaro Frías, 07-09-2015

Las duras imágenes de desesperación y de dolor del drama migratorio de los refugiados sirios, que han tenido su máximo exponente en la instantánea del pequeño fallecido en la orilla de una playa turca, han quedado grabadas a fuego en las retinas de todos. Millones de personas que huyen de la guerra que azota su país, entre las que hay algunas para las que Málaga forma parte de la ruta de su agónico peregrinaje en busca de un destino donde recuperar la vida que perdieron entre los escombros de sus casas bombardeadas y los silbidos de las balas. De hecho, en lo que va de año unos 3.800 sirios han sido atendidos por diferentes ONGs en el puerto de la capital. La gran mayoría llega procedente del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.

Así lo asegura David Ortiz, responsable del área de inmigrantes y refugiados y del centro para estas personas que dispone en Málaga Cruz Roja, organización que ha atendido en las instalaciones portuarias a la gran mayoría de las personas sirias llegadas a ella. «Respecto al año pasado, la cifra de atenciones a estos refugiados en el puerto se ha triplicado, porque el CETI de Melilla está desbordado y se están agilizando los trámites para que lleguen antes a la península», explica.

Sin embargo, estas personas no se quedan en Málaga. Una vez que llegan al puerto, son trasladadas hasta otros puntos del país en los que hay centros de acogida en los que se les ha asignado una plaza. Entre ellos está el que dispone Cruz Roja en la capital y que en estos momentos tiene ocupadas sus 22 plazas, que comparten refugiados de diferentes nacionalidades.

Málaga supone la entrada en Europa para estas personas, que llevan a sus espaldas un viaje que ha durando meses. Mientras algunos de los refugiados escapan de su país a través de Turquía, otros eligen una ruta mucho más larga, en la que atraviesan países como Egipto, Libia, Argelia o Marruecos hasta llegar a Ceuta o Melilla para pedir asilo.

Se trata de una travesía durante la que van vendiendo sus pertenencias para obtener un dinero con el que poder viajar y pagar a las mafias que se aprovechan de su desesperada situación. Son los que más suerte tienen, asegura Ortiz, quien apunta que son las personas que suelen llegar hasta Europa, ya que la gran mayoría de las que huyen de la guerra en Siria se quedan en los países vecinos porque no tienen ningún tipo de recurso.

El perfil del refugiado

Los refugiados que pasan por Málaga responden al primer tipo de perfil, aunque las situaciones son distintas. «Por un lado recibimos a familias enteras en las que suelen venir hasta una quincena de miembros, padres con hijos y hasta los abuelos, y por el otro a hombres jóvenes que viajan solos», señala el responsable de Cruz Roja.

Pero todas son personas que van perdiendo su identidad en cada paso que dan. Ortiz, que trabaja mano a mano con los refugiados, precisa que sienten una sensación de desarraigo muy grande: «Hasta hace unos meses, por ejemplo, eran doctores o profesores y ahora aquí no son nada. Tienen miedo y están completamente desubicados, ya que la vida les cambia todos los días».

Por ello, su principal interés es encontrar una estabilidad que buscan en países como Alemania, Suecia o Noruega, que suelen ser el destino final de la travesía de estos refugiados. Ortiz expone que estas personas saben que el conflicto bélico «no va a ser corto, por lo que van donde creen que van a tener más posibilidades de encontrar un trabajo para mantener a la familia y donde las protecciones sociales para ellos son mayores».

Los que se quedan en Málaga en manos de Cruz Roja acuden al centro de refugiados que dispone la organización. Allí pueden permanecer un periodo de seis meses, prorrogable por otros tres, en los que reciben asesoramiento jurídico, además de atención psicóloga y de trabajadores sociales.

Cuando llegan las prioridades cambian si los refugiados viajan solos o en familia. En el primer caso intentan de cualquier forma conseguir que sus allegados se reúnan con ellos y , en el segundo, «su obsesión es trabajar para poder salir adelante».

La labor de los voluntarios que trabajan con ellos es constante y también continúa una vez que los refugiados dejan los centros y se reparten por pisos en la provincia: «Actualmente trabajamos con unas 200 personas sirias en Málaga», añade Ortiz. Sin embargo, esta cifra podría aumentar, ya que una decena de familias de localidades como Marbella, Gaucín o Coín ya se han puesto en contacto con los responsables de Cruz Roja ofreciendo sus casas para acoger a refugiados sirios.

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