El centro de internamiento de extranjeros (CIE) volvió ayer a colocarse en el candelero a raíz del motín que protagonizó un nutrido grupo de inmigrantes. Según informaron fuentes policiales, el incidente se produjo en torno a las once de la mañana cuando decenas de ‘sin papeles’ – alrededor de cuarenta – protagonizaron un episodio violento en una de las salas comunes de las instalaciones.

Por motivos que aún se indagan, los internos comenzaron a ponerse nerviosos y destrozaron gran parte del mobiliario y algunos cristales de la sala donde se encontraban. Los agentes de Policía Nacional que normalmente se encargan de la vigilancia del complejo, viendo el cariz que tomaba la revuelta, decidieron pedir refuerzos. La intervención del cuerpo, con la ayuda de varios grupos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), logró contener el motín poco después. Según informaron las mismas fuentes, los ‘sin papeles’, al percatarse del despliegue policial, decidieron desistir y no fue necesario que fueran reducidos.

Algunos de los internos tuvieron que ser atendidos de heridas leves que se habían causado en los primeros momentos del incidente, al parecer, al destrozar el mobiliario. Uno de los inmigrantes fue trasladado a un centro médico porque tenía un corte en la cabeza. Ninguno de ellos sufrió, sin embargo, heridas de importancia. No trascendió cuáles eran las reivindicaciones que los ‘sin papeles’ pretendían poner encima de la mesa con esta actuación.

El CIE ya vivió a mediados de agosto la fuga de ocho argelinos que lograron escapar del centro en la que ya supone la tercera evasión de los últimos años. Según pudo saber ‘La Verdad’, los inmigrantes realizaron un agujero en la valla metálica por el que lograron evadirse. La Policía Nacional desplegó de inmediato un dispositivo para tratar de dar con los inmigrantes irregulares y localizó a dos de ellos en los alrededores de las propias instalaciones. En los días posteriores otros tantos fueron localizados.

El centro de internamiento de extranjeros reabrió sus puertas en junio de 2010 tras un proceso de reforma. En estas instalaciones, que cuentan con 148 plazas, aguardan su expulsión del país los inmigrantes irregulares que tratan de alcanzar la costa murciana a bordo de una patera y también aquellos extranjeros que, por sus antecedentes o la comisión de delitos, tienen una orden de expulsión.

La fuga más grave de los últimos años se dio en el verano de 2012 cuando 25 argelinos lograron huir del complejo tras golpear a unos policías. De manera sorpresiva y de forma organizada, los inmigrantes comenzaron a atacar a los agentes, agrediéndoles con mangueras, extintores y otros útiles del centro. Durante el ataque, además, los internos pulverizaron el contenido de varios extintores para aumentar el caos y consiguieron fugarse de allí.