Este sábado la estación de Budapest ha vuelto a amanecer abarrotada de refugiados. Mantenían la esperanza de que el Gobierno decidiese trasladarlos de nuevo a la frontera con Austria, pero las autoridades húngaras han anunciado que no volverán a enviar más vehículos con este fin. Entonces, han decidido caminar como empezaron a hacerlo ayer algunos de sus compañeros. “Quiero ir a Alemania y no tengo dinero. Voy a ir andando”, cuenta uno de ellos. 

Son principalmente sirios, iraquíes y afganos. Su destino final: Alemania. Algunos de los refugiados que participan en la marcha portan carteles alertando a sus compañeros de los peligros de introducirse en camiones frigorífico. Ante la posibilidad de que el cansancio producido por la caminata empuje a algunos solicitantes de asilo a acudir a vehículos en condiciones de riesgo para llegar antes a la frontera, estos jóvenes recuerdan el peligro que puede suponer. 71 personas murieron asfixiadas hace una semana por viajar en estas circunstancias.

No han sido los únicos que han optado un día más por andar hacia los países donde anhelan obtener el asilo. Cientos de refugiados han abandonado este sábado los centros de acogida en Hungría donde estaban recluidos y marchan también hacia la frontera occidental, tras conocer que Austria y Alemania les permiten desde anoche acceder a sus territorios.

Casi 200 refugiados partieron esta mañana del campamento de acogida de Vámosszabadi, a unos 50 kilómetros de la frontera con Austria, ha informado András Giro – Szász, secretario de Estado de Gobernación. A su vez, otros cientos de personas abandonaron también esta mañana el campamento de Debrecen, al este de Hungría, en trenes hacia Budapest para seguir rumbo a Europa Occidental, según ha recogido la Agencia Efe. Por el momento no se sabe de cuántas personas se trata, pero según la misma fuente, seguían llegando grupos a la estación de trenes de Debrecen.

Otras 300 refugiados han decidido abandonar el campamento de Bicske, a unos 40 kilómetros de Budapest, desde donde partieron caminando hacia la frontera, según ha informado el portal local “Mon”. Estas personas pasaron un día en la estación de la ciudad húngara, en un tren que había partido anteayer en principio hacia la ciudad de Sopron, en la frontera con Austria. La policía frenó el convoy y fue entonces cuando los refugiados se percataron de que viajaban engañados.  

Después de un día de resistencia pasiva, los refugiados decidieron acudir finalmente al centro este viernes y esta mañana comenzaron a marchar a pie por la autopista húngara M1 con la esperanza de cruzar también la frontera hacia Austria.

Todo esto se produce después de que anoche Hungría decidiera ofrecer un centenar de autobuses para trasladar hasta la frontera a los refugiados acampados en la estación de trenes Keleti de Budapest y en sus inmediaciones, así como a los más de un millar que horas antes habían emprendido una marcha a pie por una autopista. Las autoridades austriacas han dicho que están preparadas para recibir hasta 10.000 personas.