Bruselas pide reubicar a 120.000 refugiados más

Donald Tusk reclama a los Estados que acepten al menos a 100.000 personas“No vengan. Quédense en Turquía, en Serbia..”, recomienda el primer ministro húngaro, Victor Orbán

Diario de noticias de Gipuzkoa, , 04-09-2015

Hace apenas cuatro meses que el Ejecutivo comunitario propuso un mecanismo temporal de emergencia para reubicar a 40.000 refugiados llegados a Italia y Grecia con vistas a aliviar la presión migratoria. Una cifra minúscula para un continente de más de 500 millones de personas. Y, sin embargo, la UE fue incapaz de alcanzar ese tope en julio al comprometerse a repartir únicamente 32.000. Desde entonces la situación no ha hecho sino agravarse y en Bruselas creen que ha llegado el momento de dar un paso de gigante y multiplicar por cuatro la cifra reubicando a otros 120.000 más. En total, 160.000 refugiados. El presidente de la Comisión, Jean – Claude Juncker, presentará nuevas propuestas la próxima semana en Estrasburgo. Su colega Donald Tusk urgió ayer a los gobiernos a redoblar esfuerzos y a aceptar al menos a 100.000.

“Aceptar más refugiados no solo es un importante gesto de solidaridad real. Una distribución justa de al menos 100.000 refugiados entre los Estados es lo que necesitamos. Si los líderes no demuestran buena voluntad, la solidaridad se convertirá en un eslogan vacío y se verá reemplazado por el chantaje político, las divisiones y un nuevo juego de culpas”, alertó el presidente de la UE sobre lo que entiende como mínimo aceptable.

Sus palabras son una evidencia de que el reparto sigue dividiendo a Europa y que las próximas semanas estarán de nuevo caldeadas. “Hay tensiones entre los países” y “una división entre el este y el oeste”, admitió Tusk. “Lo que vemos de momento es mucho egoísmo y esta es la verdadera amenaza para Europa”, se quejó el presidente de la Eurocámara, Martín Schulz.

Schulz y Tusk, además del presidente de la Comisión, Jean – Claude Juncker, se reunieron por separado con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que acudió a la capital comunitaria a explicar las medidas adoptadas por su país para reforzar los controles en la frontera con Serbia, con la construcción de una valla y el envío de militares a la zona, así como el nuevo estricto paquete legislativo que endurecerá las políticas de inmigración y asilo.

El ultraderechista, miembro del PPE, es el dirigente más crítico con las propuestas de Bruselas y ayer volvió a dejar claro que su postura no ha cambiado. Considera que la reubicación de refugiados y el sistema de cuotas es contraproducente, “una invitación” que genera un efecto llamada y “una ilusión que solo servirá para aumentar el número de víctimas”.

A su juicio, lo que tienen que hacer los gobiernos europeos es reforzar el control en sus fronteras exteriores. “Si no protegemos nuestras fronteras exteriores al final podemos estar hablando de 10 millones”, alertó, defendiendo una valla que tampoco descarta instalar en la frontera con Croacia si los refugiados empiezan a entrar desde ese país. Y es que sin control, dijo, estará en riesgo el espacio Schengen de libre circulación de personas. El líder de Fidesz culpó a Grecia del enorme flujo que recorre Hungría, aunque reconoció sus problemas, y también a Alemania a quien acusó de incrementar el efecto llamada al anunciar que aceptaría a todos los refugiados sirios porque ha llevado a que no quieran registrarse en Hungría.

a vueltas con el cristianismo “Si se crea la impresión de que se puede venir porque estamos dispuestos a acoger a todos sería un fracaso moral porque no es el caso. Lo moral es decir que no vengan. ¿Por qué venir de Turquía a Europa si es un país seguro? Quédense en Turquía, en Serbia. Por favor, no vengan”, recomendó. Orbán fue más lejos en un artículo publicado ayer en el Frankfurter Allgemeine Zeitung en el que advierte que las raíces cristianas de Europa están en peligro por la llegada de refugiados, afirmación que se llevó un duro reproche del presidente de la UE. “Ser cristiano es ayudar a aquellos en necesidad. Para un cristiano no debería importar la raza, la religión o la nacionalidad de la persona”, advirtió Tusk en una breve comparecencia. Orbán le respondió después en una rueda de prensa. “No queremos una gran comunidad musulmana en nuestro país. No nos gustan las consecuencias que tienen en otros países”, zanjó.

Aunque otros países han relajado su postura – Alemania y Francia anunciaron ayer un pacto para presentar una propuesta conjunta de reparto equitativo – el tono de Hungría, que hoy se reúne con sus socios de Visegrad – Polonia, Eslovaquia y República checa – muestra que Juncker lo tendrá complicado. Su plan, que presentará el 9 de septiembre en el debate sobre el Estado de la Unión en Estrasburgo, incluirá en primer lugar una actualización del mecanismo temporal para elevar la cifra de refugiados a repartir y sumar también a Hungría, desde donde podrían reubicar 54.000 personas. Orbán rechazó ayer haber discutido esa cifra, y aunque se opone al sistema de cuotas, sí se mostró dispuesto a estudiar una oferta.

El nuevo plan también incluirá un sistema de reubicación permanente, más automático, un nuevo fondo para apoyar a los países africanos y la aceleración de las repatriaciones por medio de vuelos coordinados por la agencia Frontex. Además, contará con una lista de países seguros, en el que figurarán países candidatos a la adhesión y aliados como Serbia, Turquía, Macedonia, Bosnia o Kosovo, de forma que no se aceptarán solicitudes de asilo político o protección de estos territorios y la repatriación será mucho menos complicada. El objetivo es empezar a aprobar nuevas medidas en el consejo de ministros interior extraordinario convocado para el 14 de septiembre.

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