Mesa de Redacción

El crío de la playa

Diario de Noticias, Por Víctor Goñi, 04-09-2015

el niño de la playa no porta cubo, pala o rastrillo. Tampoco construye castillos de arena, ni juega a enterrarse en ella porque ya constituye su tumba. El niño de la playa yace en pantalón corto, con los zapatitos puestos y la camiseta apenas remangada, varado en esa orilla hasta la que le quisieron conducir con vida para brindarle un futuro digno, alejado de la miseria y la violencia. La imagen desgarra y en las redacciones de todo el orbe se antepone el espanto que su publicación en las portadas provoca, como un grito desesperado contra la indiferencia, cuando el pobre infante hubiera merecido una fotografía para enmarcar como recuerdo de la heróica llegada al mundo soñado que sin embargo nunca lo cobijará. El crío de la playa, como todos los que los océanos engulleron, podíamos haber sido usted o yo, o su hijo o el mío, pero nosotros y nuestra prole nacimos en el trocito afable del planeta. A eso se reduce todo, a la pura casualidad, y siquiera por tal futilidad debiéramos tomar conciencia de que los desplazamientos forzosos nos atañen como seres humanos y también como sujetos políticos, para que nuestros gobernantes hagan algo serio de una maldita vez. Porque los inmigrantes que huyen por doquier se revelan como los síntomas de nuestra propia enfermedad. Unos males llamados codicia e insensibilidad.

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