CARTAS A LA DIRECCIÓN
Ellos son los buenos. Usted lo paga. Los desplazados lo sufren
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 04-09-2015El drama de la inmigración, con su secuela de muertes y miserias, no hay ninguna duda de que resulta una lacra para nuestra sociedad opulenta. Ahora bien, las soluciones generales planteadas por los representantes políticos, que son los que disponen de los resortes oportunos, no dejan de ser un ejercicio de hipocresía.
Se nos ha vendido que a los sin papeles hay que facilitarles una Sanidad gratuita y mínima. Ahora bien. La Seguridad Social tiene en estos momentos un déficit reconocido de 4.400 millones. Si el Gobierno reparte tarjetas sanitarias a personas que no han cotizado nunca, debería cubrir a la Seguridad Social con un importe adicional todos los años para asumir estos nuevos gastos. En caso contrario, el déficit seguirá aumentando en detrimento de la calidad. Caldo de cultivo para los xenófobos.
Si se acoge a miles de desplazados, el problema será el mismo. Dinero. No se les puede ayudar confinándolos en la miseria, a la espera de algo que desconocemos que puede ser, que venga de algún proyecto sin definir. La miseria nunca ha sido una solución. Al final más argumentos para la xenofobia
Por último. Muchos de los desplazados provienen de lugares que son ricos. Curiosamente ninguno, o muy pocos, se desplazan hacia sus vecinos de la misma religión, que además de disponer de recursos económicos, viven o dicen hacerlo bajo la religión predicada por Mahoma. Recordemos que El Corán preconiza que se ayude a los necesitados.
Pero es público y notorio que esos países ricos en combustibles fósiles gastan una parte importante de sus ingresos en adquirir armas para persistir guerras sin final. Ahora bien. Curiosamente estas naciones guerreras no son fabricantes de armas. Son Rusia, China, Estados Unidos (muy por detrás Francia, España, Israel, etc.) los proveedores. Todos ellos, fabricantes de frases populistas grandilocuentes en los foros internacionales.
Reconozco que son intereses muy poderoso los que impiden que se pueda encontrar una solución permanente, pero también que no es un argumento suficiente para que nos tengamos que callar y admitir sus mentiras.
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