Aylan, la tragedia del niño que sacude a Europa
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 04-09-2015La familia del niño sirio cuyo cadáver en una playa de Turquía ha conmocionado al mundo, y cuya imagen se ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados, había estado intentando conseguir asilo en Canadá tras huir de la localidad de Kobani, en el norte de Siria y que durante meses estuvo controlada por el Estado Islámico, según narró uno de sus familiares a un diario canadiense. Una foto del pequeño Aylan Kurdi, de 3 años, en la orilla de una playa de Bodrum, agitó ayer las conciencias, generando una ola de reacciones ante lo que se considera pasividad de los gobiernos de los países desarrollados a la hora de ayudar a los refugiados. Su hermano de 5 años, Galip, y su madre, Rehan, de 35, también murieron después de que el barco en el que viajaban hacia Grecia volcara. Su padre, Abdulá Kurdi, que fue encontrado inconsciente y llevado al hospital cerca de Bodrum, ahora quiere volver a la ciudad siria de Kobani para enterrar a su mujer y sus hijos.
“Escuché la noticia a las cinco de la mañana”, contó Teema Kurdi, hermana de Abdulá y residente en Vancouver. Teema fue contactada por la esposa de uno de los hermanos de Abdulá. “Había recibido una llamada de Abdulá, y todo lo que dijo fue mi mujer y mis dos hijos están muertos”, relató. Abdulá, su mujer y sus dos hijos habían realizado una solicitud de asilo con apoyo privado ante las autoridades canadienses que fue rechazada en junio por complicaciones con las solicitudes desde Turquía, aclaró Teema.
NAUFRAGIO “Yo estaba intentando patrocinarles, y mis amigos y mis vecinos me ayudaron con los depósitos bancarios, pero no pudimos conseguir sacarlos y por eso se subieron en un bote”, lamentó. “Yo incluso les pagaba el alquiler en Turquía, pero es horrible el modo en que tratan a los sirios allí”, añadió.
La familia de Abdulá estaba entre los al menos doce refugiados, presuntamente sirios, que fallecieron intentando llegar a la isla griega de Kos después de que dos embarcaciones, en las que viajaban 23 personas, se hundieran tras partir por separado de la zona de Akyarlar, en la península de Bodrum, según un responsable naval.
En Kobani, ciudad de mayoría siria del norte de Siria, murieron 16 miembros de la familia que combatían al grupo yihadista Estado Islámico (EI), según el relato de Abdulá Kurdi. Ahora su deseo es enterrar junto a ellos a su mujer y sus hijos.
Kurdi contó que la familia había pagado una suma a traficantes para que organizaran la travesía a la isla de Kos. Pero “la guardia costera nos detuvo y después nos liberó. Esta vez nosotros mismos conseguimos el bote y empezamos a remar hacia Kos”, agregó. “Después de alejarnos unos 500 metros de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que aumentaba el agua, cundía el pánico. Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano”, recordó. “Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías, intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía. Todo el mundo gritaba en la oscuridad. Yo no lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz”, añadió.
Relató cómo, fijando la mirada en las luces, consiguió nadar hasta la costa. “Cuando la alcancé comencé a buscar a mi esposa y a los niños. Pensé que se habían asustado y escaparon. Llegué a Bodrum y no pude encontrarlos en nuestro punto de encuentro. Luego fui al hospital y me enteré de las tristes noticias”, explicó.
La imagen de Aylan Kurdi, de tres años, ahogado en la playa turca de Bodrum fue publicada ayer en primera página por casi todos los diarios turcos y ha estremecido al mundo.
La autora de la foto, la periodista Nilufer Demir, confesó que se le había helado la sangre cuando vio el cuerpo del pequeño con su camiseta roja. “No podía hacer nada por él. Lo único que podía hacer es que su grito fuera oído en el mundo, y lo hice con su fotografía”, dijo Demir.-Efe/E.P./N.G.
LA FRASE
La periodista que realizó la fotografía del pequeño Aylan confesó que le había helado la sangre al ver el cuerpo del niño con su camiseta roja. “No podía hacer nada por él. Lo único que podía hacer es que su grito fuera oído en el mundo, y lo hice con su fotografía”, explicó.
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