J. OMS / V. MONDELO BARCELONA
Cuatro agentes de la Guardia Urbana
de Barcelona y un peatón
resultaron heridos de levedad
ayer después de que un grupo de
vendedores ambulantes lanzara
piedras contra los policías en el
centro de la capital catalana.
Los hechos se produjeron en la
confluencia de la Rambla y plaza
Catalunya. El enfrentamiento comenzó
después de que agentes
de la Policía Local barcelonesa
trataran de identificar a uno de
los manteros que ofrecía sus productos
junto a la fuente de Canaletes.
En ese momento, el resto
de vendedores ambulantes rodeó
a los policías y permitieron escapar
a su compañero .
Tras ese primer incidente, los
vendedores trataron de refugiarse
escondiéndose en la parada de
metro de plaza Catalunya. Agrupados,
llegaron hasta las vías y
consiguieron alcanzar los túneles
por los que circula el suburbano.
Su presencia obligó a interrumpir
la circulación de trenes durante
unos diez minutos y a desalojar
los vagones repletos de pasajeros.
Fue allí donde los manteros
se aprovisionaron de las piedras
que después utilizarían para atacar
a los agentes.
Antes de volver a la superficie,
según explicó la Guardia Urbana
y confirmaron al menos dos testigos,
los vendedores comenzaron
a lanzar piedras desde el interior
de la estación hacia la calle, donde
les esperaba un grupo de
agentes que había formado un
nuevo cordón policial.
Una de las piedras hirió en la
frente a una mujer que paseaba
por la zona, atestada de turistas
en esos momentos. La transeúnte
tuvo que ser atendida por los servicios
sanitarios. El ataque también
causó heridas a cuatro agentes
y provocó que la Guardia Urbana
abriera diligencias para
identificar a los vendedores ambulantes
involucrados y poner los
incidentes en conocimiento de la
autoridad judicial.
Después de un verano en el
que los enfrentamientos entre la
Policía Local barcelonesa y los
manteros se han convertido en
habituales, la oposición municipal
exigió a la alcaldesa, Ada Colau,
un giro radical en su política
de seguridad y tolerancia con la
venta ambulante.
Colau tendrá que abordar la
cuestión en profundidad después
de que PP y CiU hayan forzado la
celebración de una comisión extraordinaria
de seguridad. Pero la
gravedad del ataque de ayer llevó
a los grupos municipales a no esperar
al cónclave y a volver a recriminar
públicamente la incapacidad
de la alcaldesa para atajar
este fenómeno pujante.
El popular Alberto Fernández
reclamó a Colau responder con
«firmeza ante los vendedores ambulantes
violentos» y culpó a la
edil de haber convertido a la Policía
Municipal en «el pito del sereno
a ojos de los manteros». El
portavoz de CiU en el Consistorio,
Joaquim Forn, añadió que el problema
«se le ha escapado de las
manos» al Gobierno municipal, y
la líder de Ciutadans, Carina Mejías,
concluyó que la situación que
se vive en Barcelona prueba que
«el cargo le viene grande» a la alcaldesa.
Colau se defendió tildando
de «intolerable» un altercado
que confirma a ésta como la primera
crisis del mandato.