Horas antes de su visita a España, tras las presiones de decenas de líderes políticos, religiosos y sociales, el premier británico David Cameron cambió radicalmente el tono de sus declaraciones ante la crisis de los refugiados en Europa y aseguró que el Reino Unido asumirá su «responsabilidad moral» a la hora de buscar soluciones. «Como padre que soy, me he sentido profundamente conmovido por las imágenes del niño [ahogado] en una playa de Turquía», declaró Cameron a su paso por Newton Aycliffe. «Estamos acogiendo a miles de personas y acogeremos a otros miles». El líder conservador corrigió así sus propias palabras del día anterior, cuando aseguró que «la respuesta no puede simplemente ser la acogida de más y más refugiados». En julio, en el momento álgido de la crisis desatada por el campo de refugiados de Calais (Francia), Cameron se ganó la condena unánime al referirse a los inmigrantes como una «plaga» o un «enjambre».

«Estamos dejando morir a la gente y recogiendo cadáveres en las playas, cuando Europa es un sitio rico, que debería ser capaz de poner en marcha una respuesta a corto plazo», declaró el máximo representante de la Iglesia católica en el Reino Unido, Vincent Nichols. El Gobierno ha recalcado que la cifra de refugiados a los que se ha concedido asilo desde que arrancó la guerra es de 5.000. El Consejo de Refugiados le acusa de manipular las cifras, incluyendo los inmigrantes sirios que ya estaban en suelo británico. Según la ONG, Londres concedió asilo el año pasado tan sólo a 166 sirios, lo que le coloca en el número 14 de la UE, por detrás de Hungría, Malta o Suiza.