CORAZONADAS

¿La tierra prometida o la muerte segura?

La Voz de Galicia, , 04-09-2015

Europa y civilización han dejado ya de ser sinónimos. No se sostiene ese supuesto coqueteo con la excelencia de las presuntas potencias europeas. El niño del Egeo, vestido como cualquiera de nuestros hijos, ahogado en la orilla de una playa de ese mar, lo demuestra. Todos los niños son el mismo niño. La protección a la infancia es un derecho fundamental. Cualquiera que haya estado en la isla de Mikonos, con ese azul y blanco increíbles por su belleza, no dará crédito a que el paraíso pueda ser compatible a unos kilómetros con la imagen de ese crío tumbado en la pesadilla de la muerte. Así de absurdo es todo. Nacemos para morir. Pero en el medio se puede vivir con dignidad. Se debe. Y Europa pierde su dignidad como viejo (¿y sabio?) continente cuando permite que esas fotos se repitan en nuestras conciencias, como un lastre imposible de soltar. La solución, lo sabemos todos, no es inmediata. No es la tranquilizadora limosna. Pero el camino a la solución tampoco es reunirse unas cuantas veces para nada. Los refugiados buscan huir del caos de Siria, de Libia. Guerras que, por cierto, llegamos a aplaudir (cuando no a ayudar) desde Occidente. No llega tampoco con la persecución a las mafias. Aunque hay que ser implacables con quienes solo ven negocio en la desesperación. El dinero más sucio. Niños, mujeres, hombres van en busca de un futuro que, en la mayoría de las ocasiones, no existe. Cuando no tienes nada, lo arriesgas todo. Buscan una tierra prometida que, visto lo visto, solo es una muerte segura. Ese niño jamás hará un castillo de arena. La arena para él fue su lecho.

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