El naufragio de Europa
El Mundo, , 03-09-2015Escandaliza la foto del cadáver de un niño sin chaleco salvavidas, no el motivo por el que apareció muerto en una playa turca. Aquella playa fue ayer el lecho de muerte de 12 sirios, entre ellos la pareja de hermanos Zainb Ahmed Hadi, de 11 años y Haider Ahmed Hadi, de nueve, y de Aylan Kurdi, de tres, y su hermano mayor Galip Kurdi, de cinco. Del quinto niño muerto no ha trascendido el nombre.
Los cinco proceden de uno de los pocos países donde las pesadillas llegan al despertarse. Galip y Aylan eran de Kobane, una ciudad que EL MUNDO visitó el pasado enero. «Pinto cosas bonitas para intentar olvidar el miedo», explicaba entonces a este periodista Çiçek, una pequeña de nueve años refugiada. Su amiga Silava Baaz dibujaba decapitaciones del Estado Islámico. «Me despierto de noche temblando», reconocía.
Puesto que Siria no es segura y Turquía no es estable las familias sirias buscan prosperidad en Europa. Dejan atrás una guerra que desde 2011 ha afectado a 7,5 millones de niños y se ha cobrado más de 120.000 vidas, de las cuales unas 14.000 son menores. Siete millones y medio de niños sirios necesitan ayuda humanitaria urgente; 2,6 millones no van a la escuela; dos millones son refugiados; más de 50.000 bebés ya han nacido en el exilio.
Esta pila de números cuantifica el drama inenarrable de ayer en la morgue de la ciudad de Bodrum, donde, según la agencia turca DHA, Zeynep Abbas Hadi, en pleno ataque de ansiedad, trataba de dar un último beso a los cuerpos inertes de sus dos hijos. Cuando la barca hinchable empezó a hundirse, a medio camino entre Turquía y Grecia, no pudo abarcar entre sus brazos a sus tres hijos. Sólo ha sobrevivido Rawad, la benjamina, de siete años.
En el mismo lugar lloraba el kurdo Abdulá, quien acababa de perder en el mismo tramo del mar Egeo a Galip, Aylan y su mujer Rihan Kurdi. La familia integraba un pésimo bote hinchable con seis pasajeros, el segundo de los dos que se hundieron en una misma noche que, según testigos, contaba con aguas calmadas. En el primer barco viajaban 17 personas. Ocho pasajeros murieron, siete fueron rescatados y sigue habiendo dos desaparecidos.
Las dos embarcaciones zarparon durante la madrugada e intentaban llegar desde la península de Bodrum, conocido lugar vacacional al sureste turco, hasta la isla griega de Kos. El trayecto es de seis kilómetros, pero no exento de peligros, entre ellos las corrientes, la precariedad de los barcos y la falta de seguridad garantizada por los contrabandistas, aunque un pasaje cueste cerca de 2.000 euros. Se cree que ambos botes volcaron, pero se desconoce el motivo. Según fuentes navales turcas, su operativo detuvo a más de 100 personas intentando llegar de Turquía a Grecia durante la madrugada de ayer.
Las agencias humanitarias estiman que, durante el último mes, cerca de 2.000 personas se aventuraron en ese trayecto. El número indica un repunte, que según explican fuentes a este medio, responde a la urgencia por dar con un asentamiento estable, el miedo a más restricciones en el futuro y a una rebaja del coste del viaje. Las autoridades griegas acabaron de desembarcar ayer a un contingente de 4.300 personas, la mayoría sirios, en el puerto del Pireo. Procedían de Lesbos, otra de las islas a donde llegan desde Turquía. El Gobierno ha formado un gabinete de crisis para gestionar la situación entre tímidas protestas vecinales.
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