Derechos humanos y migración

La Vanguardia, , 29-08-2015

La UE va a endurecer la política inmigratoria, pero nunca hubo tal política comunitaria. El mercado laboral, es siempre el inhumano regulador que marca el ritmo de llegada y las condiciones de permanencia de los trabajadores extranjeros a Europa.

La adopción de medidas de urgencia para hacer frente a lo que está sucediendo en las fronteras de Europa no puede obviar que el origen de los movimientos migratorios actuales son los desequilibrios y las diferencias socioeconómicas y políticas internacionales, y que estas son cla­ramente percibidas, cotidiana y personalmente, por quienes desean partir incluso arriesgando la vida en busca de un trabajo digno. La migración forzada supone para millones de personas la única manera de participar en los beneficios dela globalización.

Merkel y Hollande, en reunión urgente, se proponen luchar únicamente contra el síntoma que supone la violación de la frontera europea, y posponen para otro momento la lucha contra la enfermedad que significa la pobreza en la mayor parte del planeta, esperando que sean otros quienes asuman los compromisos necesarios para acortar las diferencias internacionales de desarrollo. Europa no asume el reto político imprescindible para reducir los niveles de pobreza en el mundo, creando oportunidades que equilibren la redistribución de la riqueza, y que deje de considerarse este objetivo como algo utópico, que en realidad creemos del todo punto irrealizable.

La lucha contra la pobreza, la democratización de las sociedades, la creación de trabajo decente allí donde viven las personas, no son productos de mentes ingenuas. Son objetivos necesarios hacia los que hay que tender, para que la emigración voluntaria, como opción personal, se convierta en un nuevo derecho humano.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)