AAlemania le está saliendo un verano algo nazi con los ataques xenófobos a los asilos de refugiados o los abucheos que escuchó Merkel ayer en Heidenau. Entre el centenar de personas que esperaban a la canciller había madres con sus carritos al grito de “¡Preocúpate de tu propia gente!”. Merkel no supo muy bien qué decir y se apañó con la frase de la tolerancia cero y quién sabe si en su fuero interno estuvo a punto de espetar a algún ultra jubilado: “¿Mi propia gente? Mirad lo qué he hecho con el último rescate griego y ya van tres”. Tras el crimen perfecto por el bien de los alemanes ofreció una lección a Europa sobre cómo se perpetra una colonización financiera en el marco de las desigualdades. Pero ayer se la vio desconcertada, su país le llama traidora y pide más alemán y menos garantizar la seguridad de los que no son su propia gente cuando hace un mes sodomizaba a los griegos para cobrar el dinero de sus gobernados. Quien siembra vientos… recoge bocinanazos. Todos quieren más.