Merkel planta cara al aumento de los ataques contra los refugiados

El Periodico, CARLES PLANAS BOU / BERLÍN, 27-08-2015

La cancillera Angela Merkel vivió este miércoles el racismo en sus propias carnes. En su llegada al centro de refugiados de Heidenau, atacado este fin de semana por un grupo de neonazis, un centenar de vecinos la abuchearon y la acusaron de «traidora» por su apoyo a la llegada de refugiados. «¡Preocúpate de tus propios ciudadanos!», le gritaron mientras visitaba esta localidad del sur de Alemania.

La jefa del Ejecutivo alemán, rodeada por representantes políticos y agentes de seguridad, se mostró contundente y aseguró que «no habrá tolerancia para aquellos que cuestionan la dignidad de otros». También tildó de «vergonzosos» los incidentes que durante la noche del sábado pasado dejaron a más de 30 policías heridos después de las violentas protestas de grupos de ultraderecha contra los recién llegados.

La visita de Merkel al estado de Sajonia, la primera en un albergue para refugiados en sus 10 años de mandato, se entiende como un gesto simbólico para tratar de lanzar un mensaje de tranquilidad y acallar las criticas recibidas por su largo silencio sobre la cuestión migratoria en Alemania. Por eso, este miércoles insistió en que «las personas que huyen de la guerra tienen derecho a un trato justo y a ser reconocidos como refugiados».

Hasta ahora el compromiso de la cancillera con los refugiados había quedado en entredicho por su falta de contundencia, algo que había lamentado la oposición, los grupos por los derechos humanos e incluso los socialdemócratas con quienes forma gobierno de coalición. Las imágenes en que hizo llorar a una niña palestina con riesgo de ser deportada al decirle que no todos los inmigrantes pueden quedarse en Alemania sacudieron las redes sociales y dañaron la imagen de la líder alemana. Desde entonces ha intentado calmar la situación y predicar la convivencia.

La situación parece estar desbordándose en Alemania y el Ejecutivo germánico ha endurecido la presión a la Unión Europea para que se tomen medidas de inmediato. Ante las previsiones de que más de 800.000 personas lleguen al país hasta finales del 2015, Merkel exigió, junto al presidente francés, François Hollande, que todos los miembros de la eurozona respondan ante la que es la peor crisis migratoria desde el final de la segunda guerra mundial y acepten a más personas.

Un día antes de la visita a Heidenau, el Gobierno alemán anunció que se duplicará la financiación de este año para poder ayudar a las ciudades que se encuentran con problemas para hacer frente al número récord de refugiados. Con esta medida, que incluye la transferencia de 500 millones de euros a las localidades, Alemania también espera que se suavicen las tensiones sociales.

En esa misma línea, Alemania anunció el pasado viernes una nueva medida para facilitar la llegada de refugiados a su territorio y aliviar así la presión que sufren países del sur de Europa como Grecia, Italia, Serbia o Macedonia, donde se están viviendo momentos trágicos. De esta manera, Alemania se convierte en el primer miembro de la Unión Europea que actúa para dejar de devolver a los refugiados sirios al primer país en que llegaron al continente.

La llegada masiva de refugiados a Alemania ha desatado a la ultraderecha y ha desencadenado una oleada de violencia xenófoba que se repite con ataques casi diarios. Según informó el Gobierno, hasta el mes de julio se habían registrado 202 agresiones, más del doble de las producidas durante el 2014. La movilización de estos sectores radicales añade otro problema a Merkel.

En las últimas semanas varios albergues para refugiados han sido incendiados y, aunque aún se desconocen las causas, todo apunta a los minoritarios grupos neonazis. La policía incluso comunicó que el sábado dos hombres atacaron a una familia de inmigrantes en un metro al este de Berlín, gritaron «Heil Hitler» y orinaron sobre los niños.

El martes la sede de los socialdemócratas en la capital tuvo que ser desalojada por una amenaza de bomba. El partido ha recibido muchos mensajes de odio en los últimos días después que su líder y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, también visitase Heidenau y asegurase que los neonazis «no tienen nada que ver con Alemania».

Por su parte, el presidente federal, Joachim Gauck, también visitó este miércoles un centro de refugiados en Wilmersdorf, Berlín, y tildó a los que atacan a los refugiados como la «Alemania oscura».

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