Ante el clamor que reclamaba más transparencia sobre las circunstancias de la muerte de un ciudadano senegalés en una operación ejecutada en Salou, el conseller de Interior de la Generalitat, Jordi Jané, y el comisario jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, volvieron a insistir ayer en que la agente encargada de la detención no llegó a «interactuar físicamente» con la víctima, antes de que se descolgara por el exterior del balcón y cayera al vacío desde un tercer piso. «No sabemos si se resbaló», explicó Jané. Ambos subrayaron que dos testigos –ajenos a los Mossos y al presunto grupo delictivo– que estaban en una cafetería, delante del edificio, «avalan que no hubo contacto, sin ninguna contradicción o incoherencia con las declaraciones de los policías».

Según la versión oficial, el fallecido, Mor Sylla, compartía habitación con otra persona, que se quedó inmóvil al entrar los Mossos por sorpresa y de madrugada en el apartamento. Él, sin embargo, salió por el acceso directo a la terraza y se colgó por fuera. «En la calle Venus número 2, otro detenido hace lo mismo; se descuelga del segundo piso y logra acceder al balcón del primero», relató Trapero para dar una posible explicación al extraño y arriesgado comportamiento del accidentado.

El comisario jefe reconoció que la secretaria judicial no estaba en la habitación cuando ocurrieron los hechos, sino todavía en el portal: «Es lo habitual hasta que se asegura el inmueble; el registro no serviría sin ella, pero no es posible entrar y comenzar, primero hay que neutralizar una posible situación de riesgo».

La actuación de los agentes tampoco fue grabada en esta ocasión. «Los Mossos no tenemos que demostrar, se debe presumir que hacemos las cosas bien», contestó Trapero, visiblemente molesto, a la vez que consideró «opinable» que el difunto se asustase por una acción excesiva de la policía autonómica: «Los operativos se planifican a veces en busca del efecto sorpresa para evitar fugas o pérdida de material». A su juicio, «no es serio» transmitir a la opinión pública la imagen de un Cuerpo con fama de violento.

En el momento de la detención, los Mossos hallaron 74 cajas de gran formato con ropa, zapatillas deportivas y joyas de marca, además de 3.300 euros en metálico. En total, unas 5.000 piezas falsificadas, importadas de Turquía y Reino Unido. En los últimos cuatro meses, la Policía detectó envíos con 958 kilos de material. Las pesquisas indican que se trata de una pequeña estructura, con cierta capacidad financiera, a la que se acusa de un delito contra la propiedad industrial y pertenencia a grupo criminal.

Pese a las explicaciones ofrecidas, las peticiones de una investigación exhaustiva se han sucedido en las últimas horas. «Como en todos los casos en que alrededor de una actuación policial se produce una muerte, contamos con que habrá una investigación y se informará con toda la transparencia», declaró el vicesecretario de ERC, Oriol Amorós. Por su parte, tanto PP como ICV reclamaron una comparecencia del conseller de Interior en el Parlament para dar más explicaciones al respecto.

La Red de Inmigración ha trasladado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado y ha solicitado el inicio de una investigación interna al Consejo General del Poder Judicial para que se aclare el papel de la secretaria judicial en el momento de la entrada a la vivienda.

Mientras, si por una parte persisten las sospechas sobre un excesivo uso de la fuerza en el registro que originó la muerte de Mor Sylla, con los disturbios callejeros que se produjeron tras su fallecimiento ocurre exactamente lo contrario. Comerciantes y hosteleros criticaron ayer que el caos más absoluto se adueñase de la ciudad durante 12 horas pese al impresionante dispositivo policial.