«Desbordados» al otro lado del túnel de Calais
En Dover y Folkestone la población local afronta la cuestión migratoria sólo como un problema de seguridad
El Mundo, , 01-08-2015Eran como dos sombras sigilosas en lo alto de uno de los miles de camiones que llegan todos los días a Folkestone, en el lado británico del Eurotúnel. Hicieron el viaje fantasma desde Calais en medio de la noche: 50 kilómetros bajo el mar, 40 metros de profundidad, 35 minutos que se debieron hacer eternos…
Sabían que era un trayecto a vida o muerte. Nueve inmigrantes han fallecido desde junio intentándolo. Pero ellos sobrevivieron al traqueteo del tren de carga, y a los acelerones del camión una vez en la carretera, y no se sabe aún cuál ha sido su destino en suelo británico.
«Por aquí no se quedan porque los pillan rápido y los mandan de vuelta», asegura Vivian Lessing, al frente de una tienda de ultramarinos en el largo camino entre la estación de Folkestone West y la terminal del Eurotúnel. «Esos estarán ya por lo menos en Londres, si antes no se han caído».
Sorprende, de entrada, la lejanía con la que los vecinos de Folkestone y Dover se toman lo que está pasando en Calais, como si la «crisis de los inmigrantes» no fuera con ellos. El Dover Express abre en portada con la gaviota que intenta raptar un perro de compañía, y la única mención indirecta a lo que está ocurriendo es la preocupación de los locales por el tráfico ¿Cuándo acabará la cola incesante de camiones que tienen colapsada la M20?
Poco parece importarles el drama humano que sacude también estas costas: un total de 605 niños (el triple que el año pasado) han hecho por su cuenta la travesía mortal del Canal de la Mancha desde que arrancó el año. Y ése no es más que el número oficial de los menores que han solicitado refugio; la cifra real puede ser bastante superior.
«Más y más inmigrantes llegan en los trenes y en los barcos, y si tienen menos de 18 años nuestro deber es darles protección y cuidar de ellos», reconoce Paul Carter, al frente del Consejo del condado de Kent. «Los números se han disparado en las últimas semanas y estamos desbordados por la situación».
Grupos como Compass Fostering o Refugee Council están intentando suplir la falta de recursos, pero la situación está al límite: un centenar de menores (la mayoría niños y de origen árabe o africano) esperan a ser evaluados por los trabajadores sociales, 60 de ellos han sido alojados en Millbank y otros 40 están esperando su destino en viviendas prefabricadas en Whistable. Hasta ahora, todo el asunto en lado británico se ha reducido a la cuestión de la «seguridad» y a la necesidad de blindar el Eurotúnel. Pero los inmigrantes siguen llegando por los resquicios más insospechados, y Paul Carter asegura que harán falta ocho millones de euros para costear el lado humanitario: «Si van a seguir viniendo en las próximas semanas y la situación se va a prolongar este verano, tenemos que reforzar nuestros servicios sociales».
Pese al SOS de Paul Carter, cualquiera diría que en Folkstone y en la cercana Dover se ha instalado una neblina costera que no deja el problema en toda su dimensión. Hace 15 años, la noticia de los 58 inmigrantes chinos que aparecieron muertos en el contenedor de un camión conmocionó a los británicos. Pero ahora es distinto: ahora el problema se ha trasladado a los ferrys y a los trenes.
El problema se ha extendido en la última semana por todo el sureste británico, con una cadena de detenciones de inmigrantes sin papeles. Doce fueron descubiertos por la policía de Kent cerca de la localidad de Ashford cuando viajaban en un camión de matrícula eslovena. Media docena aparecieron entre un cargamento de colchones en otro camión detenido por la policía en Canterbury. Dos inmigrantes iraníes fueron detenidos en otro camión que transportaba cerveza Hoegaarden. Un sudanés de 26 años fue descubierto cuando viajaba camuflado en el eje de un camión que transportaba caballos al Royal Horse Show de Hickstead.
En la policía empieza a haber fricciones, con el comisario de Surrey, Kevin Hurley, acusando a las más altas instancias desde las páginas del Daily Mail: «Es un escándalo. Estamos poniendo en riesgo la vida de la gente por un fallo completo a la hora de garantizar la seguridad de nuestras fronteras». Según Hurley, en los últimos tres meses han sido detenidos en Surrey 156 inmigrantes sin papeles que llegaron de Calais. «No hay duda de que miles han podido saltar de los camiones y desaparecer».
«Hubo un tiempo en que estábamos tomados por los gitanos rumanos o búlgaros», admite Donald Stephenson, 63 años, estibador jubilado. «Ahora se ven más árabes, aunque la gente prefiere mirar hacia otro lado. Todos sabemos cómo han llegado hasta aquí porque no hay más que dos opciones: en los ferrys o en uno de esos trenes de carga, camuflados en los cuatro millones de coches y camiones que entran y salen todos los años. El Eurotúnel se ha convertido en un coladero».
« HUNGRÍA VIOLA ACUERDOS SOBRE REFUGIADOS»
Amnistía Internacional. La organización pidió ayer que las nuevas leyes húngaras sobre inmigración, que obstaculizan la presentación de solicitudes de asilo, sean revisadas por el Constitucional, ya que «violan acuerdos internacionales».
Hoy entra en vigor. La nueva legislación, que rige desde hoy, permite a Hungría denegar la entrada a refugiados de cualquier nacionalidad si llegan de países considerados como seguros por Budapest, según un comunicado de Amnistía.
País de tránsito. Los 90.000 que han llegado al país en 2015 cruzaron en un 96% desde Serbia, y vienen de Oriente Próximo o Afganistán de paso hacia la Europa rica. El Ejecutivo húngaro levanta una valla de 175 km en la frontera serbia para frenarlos.
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