FOTOS | Así es la llegada a Grecia de los refugiados que arriesgan la vida en el Mediterráneo

Las costas griegas amanecen con embarcaciones en el horizonte: asistimos a la llegada a la isla de Kos de barcas con sirios, iraquíes y pakistaníes a bordo Grecia es el país que más migrantes ha recibido en 2015: 107.934 personas, según los datos de la ONU La isla griega no tiene recursos para atender a las llegadas, por lo que los refugiados esperan en hoteles abandonados y a la intemperie

El Diario, , 03-08-2015

Un grupo de sirios llega a la isla griega de Kos desde las costas turcas. Los refugiados cruzan el mar Egeo desde Turquía en pequeñas barcas y, incluso, en barquillas hinchables de playa. El mayor número de llegadas se produce en Lesvos, Chios, Samos y las islas del Dodecaneso, especialmente en Leros y Kos. / Foto: Sergi Cámara.

En cuanto toman tierra, los refugiados sirios besan el suelo. La gran mayoría (el 62%) de las 107.934 llegadas a Grecia por vía marítima es de ciudadanos sirios, que dejan atrás un país que ha superado su cuarto año de guerra. Muchos de sus compatriotas no llegan. Según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciociones (OIM), 2.004 personas ha perdido su vida en aguas del Mediterráneo en 2015. / Foto: Sergi Cámara.
En cuanto toman tierra, los refugiados sirios besan el suelo. La gran mayoría (el 62%) de las 107.934 llegadas a Grecia por vía marítima es de ciudadanos sirios, que dejan atrás un país que ha superado su cuarto año de guerra. Muchos de sus compatriotas no llegan. Según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciociones (OIM), 2.004 personas ha perdido su vida en aguas del Mediterráneo en 2015. / Foto: Sergi Cámara.

Una vez tocado suelo, toca llamar. Ellos han logrado llegar y sus conocidos tienen la suerte de oír su voz después de emprender la huida por el Mediterráneo. Están en la isla griega de Kos, a sólo cuatro kilómetros de la costa turca. Se trata de una isla que vive casi exclusivamente del turismo, con unos complejos hoteleros que se llenan de alemanes, ingleses y holandeses. Ahora, las playas tiene nuevos visitantes: prácticamente cada madrugada, en las mismas playas donde de día se tiran los turistas, llegan las pequeñas embarcaciones. / Foto: Sergi Cámara. Una vez tocado suelo, toca llamar. Ellos han logrado llegar y sus conocidos tienen la suerte de oír su voz después de emprender la huida por el Mediterráneo. Están en la isla griega de Kos, a sólo cuatro kilómetros de la costa turca. Se trata de una isla que vive casi exclusivamente del turismo, con unos complejos hoteleros que se llenan de alemanes, ingleses y holandeses. Ahora, las playas tiene nuevos visitantes: prácticamente cada madrugada, en las mismas playas donde de día se tiran los turistas, llegan las pequeñas embarcaciones. / Foto: Sergi Cámara.

Un grupo de refugiados sirios espera a ser identificado en el puerto de Kos, después de ser interceptados por la marina griega. Los que tienen más dinero intentan llegar a la isla con una zodiac con motor. Los que tienen menos viajarán en embarcaciones más precarias. / Foto: Sergi Cámara.
Un grupo de refugiados sirios espera a ser identificado en el puerto de Kos, después de ser interceptados por la marina griega. Los que tienen más dinero intentan llegar a la isla con una zodiac con motor. Los que tienen menos viajarán en embarcaciones más precarias. / Foto: Sergi Cámara.

En las embarcaciones viajan familias enteras, con niños. Si las embarcaciones son detectadas por la Marina griega, los equipos de rescate salen a su búsqueda para evitar más tragedias, pero sus servicios se encuentran desbordados. Algunos días llegan seis embarcaciones, según cuentan. El gobierno griego ha decidido enviar más efectivos a Kos para agilizar los registros de las personas llegadas y, de esta manera, cuanto antes, enviarlos hacia Atenas en barco para descongestionar la isla. / Foto: Sergi Cámara. En las embarcaciones viajan familias enteras, con niños. Si las embarcaciones son detectadas por la Marina griega, los equipos de rescate salen a su búsqueda para evitar más tragedias, pero sus servicios se encuentran desbordados. Algunos días llegan seis embarcaciones, según cuentan. El gobierno griego ha decidido enviar más efectivos a Kos para agilizar los registros de las personas llegadas y, de esta manera, cuanto antes, enviarlos hacia Atenas en barco para descongestionar la isla. / Foto: Sergi Cámara.

En el hotel “Captain Elias”, la convivencia no es fácil por la falta de duchas y de luz. Sin embargo, se lleva relativamente bien y cada comunidad tiene su propio espacio. Los paquistaníes tienen todo el “hall” y la recepción del hotel y duermen con colchones en el suelo. La mayoría de sirios y afganos, por su parte, están en las antiguas habitaciones del hotel / Foto: Sergi Cámara. En el hotel “Captain Elias”, la convivencia no es fácil por la falta de duchas y de luz. Sin embargo, se lleva relativamente bien y cada comunidad tiene su propio espacio. Los paquistaníes tienen todo el “hall” y la recepción del hotel y duermen con colchones en el suelo. La mayoría de sirios y afganos, por su parte, están en las antiguas habitaciones del hotel / Foto: Sergi Cámara.

Una familia siria descansa en el hotel abandonado “Captain Elias”. La isla no cuenta con una infraestructura, ni medios ni un lugar de acogida, así que se ha utilizado este hotel abandonado y en malas condiciones, para instalar a la gente que va llegando. / Foto: Sergi Cámara. Una familia siria descansa en el hotel abandonado “Captain Elias”. La isla no cuenta con una infraestructura, ni medios ni un lugar de acogida, así que se ha utilizado este hotel abandonado y en malas condiciones, para instalar a la gente que va llegando. / Foto: Sergi Cámara.

Un chico sirio juega en el hotel abandonado donde se ha instalado a su llegada a Grecia. La llegada, hacer frente a este abandono cuando llegan a Europa, después de todo lo pasado es duro. Dos hermanos y su madre, procedentes de Kobane, y que no tenían dinero para poder ir a un hostal, intentan poner buena cara al ver la cantidad de gente durmiendo en colchones en el suelo, en la recepción del hotel Capitán Elias. Con gesto de incredulidad buscaron un lugar libre para poder instalarse. “Ahora empezamos una nueva vida, con todo lo que tenemos en una maleta”, comenta una mujer siria a su llegada al hotel. / Foto: Sergi Cámara.
Un chico sirio juega en el hotel abandonado donde se ha instalado a su llegada a Grecia. La llegada, hacer frente a este abandono cuando llegan a Europa, después de todo lo pasado es duro. Dos hermanos y su madre, procedentes de Kobane, y que no tenían dinero para poder ir a un hostal, intentan poner buena cara al ver la cantidad de gente durmiendo en colchones en el suelo, en la recepción del hotel Capitán Elias. Con gesto de incredulidad buscaron un lugar libre para poder instalarse. “Ahora empezamos una nueva vida, con todo lo que tenemos en una maleta”, comenta una mujer siria a su llegada al hotel. / Foto: Sergi Cámara.

Un hombre pakistaní descansa en un colchón, en el hotel Captain Elias. Este conjunto de ruinas, ni siquiera es suficiente. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha colocado tiendas de campaña para acoger las numerosas personas que tenían que dormir al raso. En el hotel mismo trabaja esta ONG así como el ACNUR y un grupo de voluntarios de la isla que cada día reparten comida. La comida la paga la asociación de empresarios hotelero de la isla que, ante el drama que se vivía, decidió participar en la ayuda a los refugiados. / Foto: Sergi Cámara.
Un hombre pakistaní descansa en un colchón, en el hotel Captain Elias. Este conjunto de ruinas, ni siquiera es suficiente. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha colocado tiendas de campaña para acoger las numerosas personas que tenían que dormir al raso. En el hotel mismo trabaja esta ONG así como el ACNUR y un grupo de voluntarios de la isla que cada día reparten comida. La comida la paga la asociación de empresarios hotelero de la isla que, ante el drama que se vivía, decidió participar en la ayuda a los refugiados. / Foto: Sergi Cámara.

Un joven pakistaní descansa en el Hotel Captain Elias. Las horas son largas en el hotel. La vida de los que llegan a la isla de Kos pasa cada día para ir a la policía a intentar registrarse. Los agentes se ven desbordados y, muchas veces, tienen que echar a la gente que se acumula delante de la comisaría. Los refugiados cuentan los días para tener el permiso que les permita subir a un barco con destino a Atenas. Mientras, se ha organizado un equipo de limpieza y el Captain Elias ha mejorado sus condiciones: antes la suciedad se acumulaba por todas partes. / Foto: Sergi Cámara. Un joven pakistaní descansa en el Hotel Captain Elias. Las horas son largas en el hotel. La vida de los que llegan a la isla de Kos pasa cada día para ir a la policía a intentar registrarse. Los agentes se ven desbordados y, muchas veces, tienen que echar a la gente que se acumula delante de la comisaría. Los refugiados cuentan los días para tener el permiso que les permita subir a un barco con destino a Atenas. Mientras, se ha organizado un equipo de limpieza y el Captain Elias ha mejorado sus condiciones: antes la suciedad se acumulaba por todas partes. / Foto: Sergi Cámara.

Amanece y un día más la costa griega recibe la desesperación que llega de Turquía, que acoge a casi dos millones de refugiados sirios. En esta ocasión, varios hombres de origen iraquí intentan llegar a tierra en una barca hinchable. Hay grupos de personas que se dedican a vigilar las llegadas de las barcas en la playa y con prismáticos recorren el horizonte. Su objetivo: quedarse con el motor de las barcas con las que llegan los refugiados a la isla de Kos. “Si es un motor grande podemos sacar algo de dinero, los sirios vienen con barcas con motor, que suelen ser buenos. Los paquistaníes, sin embargo, llegan con barcas con remos”, comenta un griego que espera en la oscuridad que se haga de día para poder utilizar los prismáticos. / Foto: Sergi Cámara.
Amanece y un día más la costa griega recibe la desesperación que llega de Turquía, país que acoge a casi dos millones de refugiados sirios. En esta ocasión, varios hombres de origen iraquí y paquistaní intentan llegar a tierra en una barca hinchable. Hay grupos de personas que se dedican a vigilar las llegadas de las barcas en la playa y con prismáticos recorren el horizonte. Su objetivo: quedarse con el motor de las barcas con las que llegan los refugiados a la isla de Kos. “Si es un motor grande podemos sacar algo de dinero, los sirios vienen con barcas con motor, que suelen ser buenos. Los paquistaníes, sin embargo, llegan con barcas con remos”, comenta un griego que espera en la oscuridad que se haga de día para poder utilizar los prismáticos. / Foto: Sergi Cámara.

Un grupo de hombre, de Pakistán, se ayudan unos a otros para poder llegar a la orilla de la isla griega de Kos. Aunque saben que su odisea no acaba aquí, tienen claro que cuando pisen tierra será un momento para celebrar. Muchos de los que llegan lo primero que hacen es desenfundar el móvil, envuelto con decenas de capas de film de plástico para que no se les moje. Ponen la batería y llaman a familiares y amigos: la travesía ha ido bien. / Foto: Sergi Cámara. Un grupo de hombre, de Pakistán, se ayudan unos a otros para poder llegar a la orilla de la isla griega de Kos. Aunque saben que su odisea no acaba aquí, tienen claro que cuando pisen tierra será un momento para celebrar. Muchos de los que llegan lo primero que hacen es desenfundar el móvil, envuelto con decenas de capas de film de plástico para que no se les moje. Ponen la batería y llaman a familiares y amigos: la travesía ha ido bien. / Foto: Sergi Cámara.

Un grupo de ciudadanos pakistaníes recién llegado a la isla de Kos espera a la policía para ser identificados. Los compatiotas que llegan al Hotel Captain Elias, lamentan que llegar a Atenas en su caso es más difícil. “Los sirios se van más rápido que nosotros. Esperamos muchos días para salir. Todos los días en la policía nos dicen: ’Mañana, mañana”, cuentan. / Foto: Sergi Cámara. Un grupo de ciudadanos pakistaníes recién llegado a la isla de Kos espera a la policía para ser identificados. Los compatiotas que llegan al Hotel Captain Elias, lamentan que llegar a Atenas en su caso es más difícil. “Los sirios se van más rápido que nosotros. Esperamos muchos días para salir. Todos los días en la policía nos dicen: ’Mañana, mañana”, cuentan. / Foto: Sergi Cámara.

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