Poliedroa

La cruzada solitaria de Quiroga

La presidenta del PP lanzó esta semana un mensaje con el que pretendía reactivar a su partido ante las pésimas perspectivas electorales que se le auguran pero acabó argumentando en sentido contrario al de la estrella emergente, Javier Maroto

Deia, Por Iñaki González, 01-08-2015

LOABLE y, sin lugar a dudas, bienintencionada la cruzada lanzada esta semana por la presidenta del Partido Popular del País Vasco, Arantza Quiroga, ante la evidencia sostenida de que su partido ha dejado atrás sus mejores momentos en la consideración de los votantes de este país. Está por ver si, no obstante, también es estéril. Porque vino a decir lo contrario que Javier Maroto. Quiroga salió el jueves a valorar el presente electoral que dibuja la más reciente edición del Euskobarómetro y lo hizo asumiendo un baño de realidad. Su mensaje ante el deterioro evidente y sin freno marcaba una ruta a seguir en primera persona, con trabajo desde dentro y hacia afuera, y dejando de ser la delegación del PP español para ser algo propio y más cercano a la realidad vasca.

No aclaró si dejar de escudarse en el impacto de la corrupción del PP conlleva también apagar el ventilador que agita su correligionario vizcaino Javier Ruiz – con más ruido que nueces mientras la justicia no diga lo contrario, y no lo ha dicho – . Tampoco está claro que esta llamada a las filas de la autocrítica tenga estación de término, acciones concretas asociadas o sea fruto de una reflexión estratégica compartida en el seno de su propia ejecutiva. De momento, puede resultar indicativo que, en un día en el que el protagonismo del partido lo acaparaba en Euskadi Javier Maroto, la presidenta optara por una discreta nota de prensa en la que tiraba por una vía diferente al triunfalismo que el exalcalde de Gasteiz exhibía públicamente. Las cámaras eran para Maroto y el mensaje de este era claro: las encuestas dan mal al PP porque no aciertan nunca. Nada, por tanto, de autocrítica o revisión de sus proyectos y mensajes hacia los vascos.

Maroto quedó consagrado en las últimas elecciones municipales como el modelo de la estrategia local del PP. Lo ha querido troquelar en Catalunya con García Albiol que, por otra parte, tiene más larga trayectoria en eso de señalar a colectivos de inmigrantes . Pero es más que obvio que esa fórmula es la apuesta del Partido Popular para las provincias díscolas vascas y catalanas: palo a sus demandas de que se vea reconocido su hecho diferencial pero sí introducir en ellas la semilla de la tensión social en torno a la inmigración. El tipo de debates planteados sin soluciones al origen del problema pero que fracturan profundamente a una sociedad porque tienen su mercado.

Además, desde que fue elevado a la ejecutiva nacional, Maroto es un emblema – prácticamente el único – de la presunta reorientación estratégica de Mariano Rajoy en el partido. Responde al tópico que el presidente español ha decidido construir para afrontar la próxima cita electoral: es joven, ha gobernado en terreno complicado, no tiene desgaste mediático en Madrid, que es como decir en toda España, y todavía no ha pisado callos entre el sector más caníbal de la derecha española.

Además, las últimas semanas han puesto en evidencia que tiene barra libre para actuar en Euskadi y acaparar los focos por encima de toda la estructura ejecutiva vasca. Quiroga incluida, por supuesto. El horizonte más próximo son las elecciones generales y la aportación de Euskadi en la nómina de escaños es más bien residual para los intereses de Rajoy. No parece que a fecha de hoy tenga motivos para confiar en que eso cambie de aquí a otoño, a juzgar por los sondeos, lo que debilita aún más la voz vasca.

Tampoco le va a ayudar el dibujo que aplica la encuesta al Parlamento Vasco. Casi un calco del que se atisbaba trasladando a la Cámara de Gasteiz los resultados de las recientes elecciones municipales, como ya adelantó este periódico en su día. Lógico, al fin y al cabo, atendiendo a que la muestra se realizó inmediatamente después. Pero, más allá, para esas autonómicas los populares vascos tienen candidatos por definir y Maroto es hoy la única estrella emergente. Sería una novedad que su candidato a lehendakari no fuera también quien ostente la presidencia del partido. Si esto es posible.

Entretanto, lo que se han fijado muy claramente son los parámetros de la estrategia electoral del PP para aspirar a La Moncloa. Rebaja fiscal, ahora descongelación salarial de los funcionarios – casualmente anunciada antes de las elecciones aunque la aplicará el próximo gobierno – y una quizá insuficiente subida mínima de las pensiones también para 2016.

Con ese formato de discurso y la encomienda de Rajoy a los suyos de crecer y multiplicarse en las televisiones del orbe no queda demasiado espacio para nada más. Desde luego, no para un programa de crecimiento económico que transforme el tejido español dependiente del turismo, que no tiene, ni para una revisión aperturista del modelo de Estado, que no desea, ni para consolidar la convivencia en Euskadi o Catalunya, que no le interesa. Ni para cruzadas que partan de la autocrítica.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)