Inmigrantes duermen en la calle en Tarragona para renovar sus papeles

El Periodico, RAFAEL MORALES / TARRAGONA, 21-07-2015

Youssef M., un marroquí de 38 años, se compró ayer por la mañana una esterilla que extendió minutos antes de las tres de la tarde bajo un platanero de la plaza Orleans, a pocos metros de la puerta principal de la comisaría de Policía Nacional de Tarragona. A su lado, se cobijó del sol tendido sobre una toalla playera de color rojo un compatriota vecino de Cunit (Baix Penedès). Estos dos hombres fueron los primeros de un grupo de casi medio centenar de extranjeros que pasaron la noche al raso para ser hoy los primeros en recoger los números que se reparten en la comisaría para tramitar todo tipo de documentación.

Desde primeros de julio, en las puertas de la comisaría de la Policía Nacional en Tarragona se reproduce una imagen indigna. La de decenas de personas que pasan horas al sol, incluso duermen al raso, esperando ser los afortunados con el turno del día para gestionar sus papeles. La Administración no le da cita previa, ni telefónica ni telemáticamente.

«Es un problema recurrente», asegura un portavoz de la Subdelegación del Gobierno en Tarragona, que intenta quitar hierro al asunto. Sin embargo, la comisaría de Tarragona admite con «impotencia» que la situación es intolerable y que lleva meses reclamando una solución que no llega, adelantó en su edición del lunes El Diari de Tarragona.

La escena se sucede a diario, entre semana, en pleno centro de la ciudad, entre la Audiencia Provincial, a pocos metros de la plaza Imperial Tarraco. «Esto es increíble. Pero no me queda otro remedio que dormir en la calle», lamenta Youssef M.

La Subdelegación del Gobierno dirigió ayer sendas cartas al Ministerio de Interior y al de Hacienda y Administraciones Públicas, en las que reclama una «solución urgente». Una portavoz de Interior aseguró anoche a este diario que se está trabajando para instalar «en el menor tiempo posible» el sistema de hora concertada que acabe con las colas frente a la comisaría.

Este es un problema que se repite todos los años desde que en el 2012, sin explicación alguna, se eliminó en Tarragona el servicio de cita previa para gestionar documentación de inmigrantes . En Barcelona, Lleida y Girona sí funciona, como en el resto de España, este servicio que evita hacer guardias eternas.

Las mismas fuentes de la subdelegación justificaron el colapso porque en verano aumenta el número de extranjeros que quieren actualizar su documentación para viajar a sus países de origen. Un incremento que se produce en el resto de capitales, pero sin colas tercermundistas.

«No me lo puedo creer. Necesito una autorización de regreso a España. Me han propuesto que me quede a dormir en la calle para ser una de las primeras en coger uno de los números que repartirán mañana», decía asombrada la brasileña Thais Ricarte, que está haciendo un máster de Derecho Medioambiental en la Universitat Rovira i Virgili.

Ricarte es una de las pocas extranjeras que abandonan la comisaría y no tiene inconveniente en idenfiticarse. «No, mejor sin nombre y sin fotos, no sea que la situación se complique más», justifica un marroquí. El problema de la joven es que su documentación caduca a finales de agosto y tenía previsto viajar a su país y regresar en septiembre para proseguir con sus estudios. «Si me voy ahora, no podré regresar en septiembre».

Poco después del mediodía, en la puerta de la oficina por donde accede la cola de los que tienen número, los funcionarios cuelgan un cartel en el que informan sobre la cantidad de números que repartirán a partir de las 8 de la mañana de hoy. Son 30 números para la expedición de documentos, 40 para la recogida y 17 para «otros» asuntos.

El marroquí de la toalla playera se lo toma con filosofía. Ya estuvo el viernes, pero llegó poco antes de las diez de la noche y ya se habían acabado los números en la lista extraoficial que gestionan ellos mismos. Ayer se encargó de ir apuntando a los que fueron llegando durante todo el día y que regresaron por la noche para ser los primeros en la cola.

Incrédula, la argentina A. M., de 44 años, planea con su hijo las guardias nocturnas para conseguir un número al día siguiente. «Empezamos a tramitar los papeles el 28 de abril. El próximo sábado nos caducan», se lamenta.

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