BILBAO – Según el INE y el Gobierno vasco, dentro de la población inmigrante las mujeres son mayoría y su peso es mayor en colectivos como el de origen latinoamericano. Asumida esta feminización de la migración con destino al País Vasco, los estudios como el que realiza Maria Luisa di Martino completan con análisis cualitativos un dibujo cuantitativo muy preciso. La inmigración de la CAV tiene rostro de mujer cuando se analiza el colectivo llegado de Latinoamérica, y de hombre en el caso de las personas provenientes de África (Magreb, Senegal). Las situaciones más equilibradas corresponden a Rumanía y demás países orientales de la UE, así como a Argentina, Chile, Uruguay y China.

Los dos grupos mayoritarios de mujeres inmigrantes son los de origen colombiano, ecuatoriano y peruano, por un lado; y magrebíes, por otro. Ambos suponen el 16,6% de la población inmigrante y el 32,2% de las mujeres inmigrantes de la CAV.

La población de origen extranjero es más joven que la autóctona. El 47,9% de las mujeres inmigrantes de Euskadi tiene entre 25 y 44 años, el 32,1% tiene menos de 24 años, el 19,9% es mayor de 45 y solo el 1,6% superan los 65 años. El nivel de estudios de las mujeres inmigrantes es ligeramente superior al de los hombres, y la gran mayoría tiene estudios secundarios pero, hay grandes diferencias por áreas de origen. Las mujeres magrebíes, senegalesas y bolivianas tienen los porcentajes más altos de falta de estudios, mientras que las de Europa oriental, Argentina, Chile y Uruguay sí cuentan con estudios cualificados.

Maria Luisa di Martino destaca que existe un “desajuste estructural entre la formación de las mujeres inmigrantes y los puestos de trabajo disponibles” y que se dan tanto casos de baja cualificación, como de sobrecualificación. Hay un 16% de trabajadoras extranjeras con un nivel de formación superior que realizan trabajos no cualificados. En el País Vasco el 96,5% de las mujeres inmigrantes trabaja en el sector servicios y dentro de éste, el 72,3% se concentra en tres actividades: trabajo doméstico (38,8%), la hostelería (21,9%) y el comercio (11,7%). También hay un 10,6% de las inmigrantes que están pluriempleadas y en ese grupo destacan las mujeres de origen latinoamericano.

Sobre la autonomía que puede proporcionar a las inmigrantes contar con un empleo, Di Martino señala que “muchas veces se independizan, porque en sus países tienen un sistema patriarcal mucho más radical y a través del empleo logran autonomía, pero también es como una pescadilla que se muerde la cola porque si el trabajo no es cualificado, su salario es de media un 50% inferior al de las mujeres autóctonas que a su vez ganan un 14% menos que los hombres. Entonces hay que preguntarse si no entran en otro circulo de opresión”. – B. Sotillo