MARIA LUISA DI MARTINO FILÓLOGA
“Las políticas vigentes exigen un reajuste de la identidad de las personas inmigrantes ”
La frase “ser mujer no es lo mismo en cualquier lado”, dicha por una inmigrante, impulsó a Maria Luisa di Martino a profundizar en el fenómeno migratorio
Deia, , 06-07-2015BILBAO – “La migración es un factor clave de las transformaciones sociales y se necesita analizarlo para que los actores políticos puedan formular las políticas adecuadas”, indica Maria Luisa di Martino. Nacida en Nápoles y afincada en Bizkaia desde hace varios años, Di Martino investiga en la Universidad de Deusto sobre la transformación de la identidad de las mujeres inmigrantes en el País Vasco y ha merecido una beca Sodexo. Su mayor interés son los aspectos cualitativos de la inmigración y el papel de las personas que vienen de lejos en la creación de una sociedad intercultural.
¿Cual es el punto de partida de su investigación?
-La evidencia de que existe una situación de desigualdad, una situación discriminatoria entre personas nacionales e inmigrantes . De que hay diversidad de trato y condiciones a varios niveles. Me motivó que yo misma soy inmigrante y que creo que todas las personas deberían tener los mismos derechos, pero en realidad no es así.
¿Se centra en las mujeres porque hay una feminización de la inmigración?
-Lo hago por razones objetivas y personales. Estuve en República Dominicana y Haití participando en una investigación sobre el impacto de las remesas que enviaban las mujeres emigradas a Estados Unidos y ahí empecé a cuestionarme la verdad del empoderamiento de las mujeres inmigrantes . Después un pequeño estudio exploratorio que hice en 2011 sobre la situación de la mujer inmigrante en el País Vasco me dio unos resultados parecidos.
¿Qué observó?
-Me encontré con que las problemáticas de las migraciones se tratan desde un punto de vista general y que las cosas cambian cuando a los estudios se les aplica la perspectiva de género. Eso nos ha permitido visibilizar problemáticas ocultas, como las estructuras dominantes, los roles de género dentro de las familias y las sociedades, las dobles y triples cargas de las mujeres inmigrantes … De hecho, durante mis entrevistas en ese estudio exploratorio una informante clave me dijo una frase que me impactó: “ser mujer no es lo mismo en cualquier lugar”. Eso me impulsó a dar un paso más en mi trabajo de investigación.
Usted se centra en los cambios en la identidad de las mujeres inmigrantes , ¿en qué aspectos?
-La identidad puede ser étnica, grupal, de nacionalidad, cultural… pero hay que fijarse en la mujer en su heterogeneidad y en cómo las variables cambian en función de dónde vive, con quien se relaciona y cómo se desarrolla.
¿En qué consiste la transformación de la identidad sociocultural?
-Todo el mundo se transforma, aquí y en otros lugares la identidad de las personas se transforma, es un proceso natural, pero no ocurre solo, no se autoproduce, la transformación se hace en función del contexto social. Ese proceso de transformación se amplifica en el caso de las personas inmigrantes y, más en concreto, en el de las mujeres . A las personas inmigrantes se nos pide un reajuste de la identidad.
¿Cómo?
“Las problemáticas de las migraciones se tratan de forma general y cambian si aplicas enfoque de género”
“Las políticas públicas y los servicios se construyen desde una perspectiva que no es la del inmigrante”
-Las políticas vigentes nos exigen ese reajuste. Llego y me tengo que reempoderar, tengo que reaprender porque lo que yo sé aquí no vale, hay que repensarse, reconstruirse… Y yo pienso ¿por qué no se reajustan las políticas en lugar de que la persona que llega se tenga que reajustar a todo tipo de medidas? La persona debe ser el centro de las políticas públicas. De hecho se construyen las políticas públicas y los servicios desde una perspectiva que no es la de la persona migrante. Que haya talleres y acciones de empoderamiento de las inmigrantes está bien, pero ¿quién decide qué se necesita?
Entonces, ¿no lo estamos haciendo bien?
-Si la ciudad global es un espacio de poder porque tienes todas las oportunidades, pero luego las capacidades no se desarrollan y la autonomía sólo se desarrolla parcialmente, en realidad tenemos una globalización meramente económica, de mercado, en la que el capital humano se desperdicia y únicamente es mano de obra. Y si puede ser barata, mejor.
Para usted ¿en qué consiste el arraigo o la integración de las inmigrantes ?
-Lo identifico con varios aspectos. Por ejemplo que una mujer que desee quedarse tenga esa posibilidad, derecho a la reagrupación familiar, acceso al empleo, la homologación de títulos de forma más fácil… todo lo que sean facilidades y ventajas para que no haya diferencias entre una inmigrante y una autóctona. Esto supone más justicia social, pero aún estamos lejos.
¿En otros lugares se hace mejor?
-Hay diversos modelos de integración y convivencia. El asimilacionista y etnocentrista, el modelo francés. O el multiculturalista inglés. La apuesta del Gobierno vasco para la gestión de la diversidad es la interculturalidad, por lo que tenemos una oportunidad de hacerlo bien. Yo defiendo el paradigma intercultural, el modelo pluralista, donde hablan más voces en igualdad.
Se habla de gestionar la inmigración, pero no se ven avances.
-Las tendencias de la Unión Europea con la tarjeta azul y la directiva 2009/50/CE las veo como un paso atrás. Van a volver a aumentar las desigualdades no sólo entre personas inmigrantes y autóctonas, sino también entre los propios inmigrantes , incluso del mismo país, distinguiendo entre los de alta cualificación y los de baja cualificación. Aumentan diferencias de clase, de género, hay una discriminación múltiple y se incrementan las desigualdades.
¿Es justo que la inmigración se vea como un problema?
-Con la inmigración el planteamiento es contradictorio, porque si hay un envejecimiento de la población activa y se necesita mano de obra, no entiendo que se ataque la inmigración. La Comisión Europea redactó la directiva de la blue card porque se ha dado cuenta de que Europa es el primer destino de la inmigración poco cualificada, mientras que Estados Unidos y Canadá son el destino de los inmigrantes de alta cualificación. El 87% de la migración más cualificada se dirige a estos dos países. Ante eso se plantearon que aquí se estaba haciendo algo mal. Pero la directiva que han hecho no lo resuelve, al revés, sólo aumenta el tema de las desigualdades.
¿Cree que hay algún país donde ser mujer sea más fácil o cómodo?
-Hay una desigualdad generalizada. Hay sociedades más adelantadas e igualitarias a nivel de género, otras menos y algunas nada. Pero no me atrevo a señalar ningún país en concreto. Creo que hay que seguir luchando para que la igualdad entre hombres y mujeres sea real y tengamos las mismas oportunidades y capacidades de desarrollarnos.
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