HOSTILIDAD MARROQUÍ HACIA LOS SUBSAHARIANOS INMIGRACIÓN

MUERE UN INMIGRANTE EN UNA REDADA EN TÁNGER

El Mundo, REBECA HORTIGÜELA RABAT ESPECIAL PARA EL MUNDO, 02-07-2015

Mamadou Kone, de 28 años y de Costa de Marfil, murió ayer en el hospital Mohamed V de Tánger. La policía entró en su vivienda a las 7.00 horas para desalojarle. «Nos despertamos sorprendidos al ver a más de 20 policías en casa. Nos echaron de malas maneras y mi hermano cayó al vacío», cuenta Malick, un inmigrante costamarfileño que vivía con el fallecido en un casa de Boukhalef, el barrio tangerino más poblado de inmigrantes de todo Marruecos, donde la convivencia con los vecinos es casi imposible desde hace meses.

Como Mamadou y Malick, la mayoría de africanos del barrio fueron objeto de varias redadas policiales destinadas a echar de sus casas a los que no tuvieran contrato de alquiler. Era una orden del Ministerio del Interior. «Si los apartamentos no están dados de alta a las 24 horas, las autoridades estarán obligadas a intervenir para evacuar a los ocupantes», advirtió el lunes el ministro de Interior, Mohamed Hassad. Dicho y hecho. Ayer y anteayer, decenas de policías, acompañados de vecinos de Boukhalef y de Beni Makada –el barrio de Tánger que más yihadistas marroquíes ha enviado al Estado Islámico–, desalojaron a los inmigrantes que no tenían contrato de alquiler, según la activista Helena Maleno, de Caminando Fronteras.

Los testimonios recogidos en el barrio sostienen que es probable que Mamadou fuera empujado por la policía cuando intentaban echarle de su casa y que cayese al vacío. Los medios oficiales dicen que huyó y se cayó. Mamadou es el cuarto inmigrante que muere en el transcurso de una redada policial en Boukhalef.

Malick todavía tiene el susto en el cuerpo. «Kone llegó al hospital vivo, pero nos tuvieron tres horas esperando. No nos atendían ni nos daban medicinas. Nada. Los negros no somos nadie para esta gente. Quieren matarnos a todos», explica a este periódico desde su casa en el barrio tangerino. Le han dejado quedarse a cambio de 50 dirhams y le han hecho un recibo que simula un contrato de alquiler. Es de los pocos que sigue allí. La mayoría se ha escondido en el bosque próximo al barrio y muchos han huido a Rabat y Casablanca. Otros cogieron una patera que fue rescatada ayer en aguas próximas a Tarifa. El pánico no les deja otra opción. El fin de semana empezó la oleada de disturbios racistas que se producen con frecuencia en Boukhalef. Los vecinos no quieren a los subsaharianos en situación irregular que deambulan por Tánger y presionan para echarles. Según los africanos musulmanes de Boukhalef, el viernes, el día sagrado del islam, la mezquita llamó a atacar a todos los inmigrantes. El sábado, los vecinos hicieron una manifestación bajo la consigna «Fuera negros del barrio» y el domingo empezaron los primeros asaltos a sus casas, protagonizados por vecinos exaltados.

Los subsaharianos llevaban meses conviviendo bajo estas amenazas. El pasado 26 de abril, los marroquíes de Boukhalef se movilizaron en una manifestación que pedía a gritos que se fueran todos los «negros» de «su barrio». Si no, les matarían. «Nos han amenazado con quitarnos la vida si no nos vamos de aquí antes de Ramadán. No quieren negros en el barrio», contaba Musa, un camerunés de 27 años solicitante de asilo, a este periódico cuando empezaron las primeras amenazas. El Ramadán ya ha llegado, las amenazas se han hecho realidad y él tiene miedo a quedarse sin un sitio dónde vivir.

desalojos mortales
La muerte de Mamadou no es la primera que se produce en el barrio de Boukhalef. En agosto pasado, vecinos marroquíes entraron en las casas de los inmigrantes africanos armados con cuchillos, piedras y palos para expulsarles del barrio. Los disturbios acabaron con la vida de Charles Ndour, de 25 años. Se trataba de un costamarfileño estudiante de Derecho. El joven senegalés Moussa Seck cayó el 10 de octubre de 2013 desde un piso muy alto y murió al golpearse contra el asfalto. También en una redada policial. Lo mismo ocurrió con Cedric, un camerunés de 18 años que cayó de un cuarto piso mientras la policía intentaba echarle de su casa. R. H.

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