El Gobierno conservador de Hungría ha cumplido su amenaza y ha decidido cerrar a cal y canto la frontera con Serbia, donde construirá una inmensa valla para frenar la afluencia de inmigrantes irregulares, según anunció este miércoles el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto. «La inmigración es uno de los problemas más serios que afronta la UE hoy en día», afirmó Szijjarto para justificar la polémica medida. «Los países de la UE buscan una solución… pero Hungría no puede permitirse seguir esperando», añadió.

La orden de «cerrar físicamente la frontera con Serbia» ya ha sido enviada al Ministerio de Interior, y prevé la construcción de una valla de cuatro metros de altura a lo largo de los 175 kilómetros de línea fronteriza entre los dos países, precisó el titular de Exteriores.

«Los trabajos preparatorios para el cierre deberán estar completados el próximo miércoles», detalló Szijjarto. «Naturalmente, vamos a informar a nuestros colegas serbios con todo detalle», agregó.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ya había evocado el pasado viernes la posibilidad de un «cierre total» de la frontera con Serbia, por donde transitan la casi totalidad de inmigrantes que llegan al país. «Esta decisión no contraviene ningún tratado internacional, otros países han optado por la misma solución», señaló Szijjarto, citando los casos de Bulgaria, Grecia y España, en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

MAYOR PRESIÓN

«De todos los países de la UE, Hungría es el que sufre una mayor presión migratoria. Una respuesta común de la UE a este desafío toma demasiado tiempo y Hungría no puede esperar más. Debe actuar», declaró el ministro Szijjarto.

El número de refugiados que entraron en Hungría pasó de 2.000 en el 2012 a 54.000 desde enero de este año, convirtiendo a este país centroeuropeo de la UE en el principal receptor de refugiados, después de Suecia, en relación a su población.

Según el Gobierno húngaro, el 95% de los refugiados entran por la frontera con Serbia, que no pertenece a la UE. Cerca del 75% proceden de Siria, Irak y Afganistán, donde huyen de la guerra.

En enero y febrero de este año, Hungría registró también la llegada de miles de kosovares, empujados al éxodo por la crisis económica.