Hijas de la inmigración
Najat el Hachmi gana el premio BBVA Sant Joan de novela con 'La filla estrangera'
El Periodico, , 17-06-2015El conflicto emocional entre una madre y su hija, que tras acabar sus estudios de secundaria en el instituto debe decidir qué hacer con su vida. Esa historia es la base de La filla estrangera, la tercera novela de Najat el Hachmi (Nador, 1979), que ayer recibió el Premi BBVA Sant Joan de novela, el tercer galardón mejor dotado de la literatura en lengua catalana y que será publicado en septiembre, como en las anteriores 34 ediciones, por Edicions 62. «El dilema de la novela es salir o no salir de la inmigración, que se acaba convirtiendo en un lugar», explica El Hachmi. El conflicto entre las primeras generaciones de inmigrantes y sus hijos criados en Catalunya ya fue el núcleo de su primera novela, el premio Ramon Llull L’últim patriarca, aunque en esa ocasión desde el punto de vista de la relación padre autoritario-hija rebelde.
«Es el material narrativo que tengo, es la realidad que he vivido y además quiero hablar de ella, porque está invisibilizada, y es importante escribir de ella; de joven, las mujeres que yo conocía no las veía reflejadas en ningún sitio», explica la escritora, que considera que tiene además una «deuda» con la tradición oral de las mujeres del Rif, el modelo del que nació su vocación como narradora.
DEJAR ATRÁS LA MADRE / La novela es un monólogo desde el punto de vista de la hija, «que debe plantearse si ir a vivir a Barcelona, continuar estudiando ya que es una estudiante brillante a la que le dicen ‘puedes hacer lo que quieras’, o ponerse a trabajar y aceptar un matrimonio de conveniencia; hacer la vida que elige o quedarse más cerca de la madre», explica la escritora y columnista en EL PERIÓDICO. Podría pensarse que la autora de La filla estrangera (dejó Vic para estudiar Filología Árabe en la Universitat de Barcelona) vuelca su experiencia personal en un texto autobiográfico. Sostiene lo mismo que tras la publicación de L’últim patriarca: «No es mi historia en concreto. La parte más autobiográfica es la parte emocional, pero en la narración hay elementos vividos y otros que proceden de experiencias que conozco, que he visto pero que no son mías».
En este caso, explica El Hachmi, «la mayoría de personajes son mujeres». La madre, la hija y las amigas de ambas, «tanto las que son marroquís como las que no lo son». Es una novela de mujeres, apunta, con una madre que recibe una «presión muy característica», la de demostrar que su hija, pese a haberse criado en un lugar extraño «sigue siendo una mujer como debe ser», y la hija que siente una cierta «compasión» que le hace difícil dejar a su madre en mal lugar.
El lugar donde viven madre e hija, sin marido ni otros hermanos, no se menciona, pero se trata de una ciudad de la Catalunya interior «que cualquiera que conozca Vic reconocerá». Tampoco se menciona en el libro cuál es la lengua de la madre y la «lengua de aquí» que habla la hija, aunque se traten del amazigh y el catalán. Las dificultades lingüísticas «simbolizan el conflicto» de identidades que se establece entre ellas, «de la añoranza del origen» que va asociada a la experiencia de la maternidad y el alejamiento de la lengua materna que supone la integración en el país de acogida. No cita expresamente al catalán «porque cuando piensas en una lengua no le das nombre, y para no politizar la novela; el conflicto es personal, no ha de tener una lectura extralitetraria», advierte.
¿Qué ha pesado más en la autora, su experiencia como hija o como madre (tuvo un hijo a los 21 años y, hace tres años, una hija, con los 32 cumplidos)? «Empecé escribiendo pensando que se trataría de una novela sobre la maternidad y ha acabado con la hija como protagonista. La siguiente novela sí que la escribiré desde el punto de vista de madre», avanza. Aunque por supuesto su maternidad sí ha influido en el libro. Por un lado porque ha descubierto que ser madre de una hija «es una situación diferente, con una vinculación muy especial» y por el otro porque la crianza le ha impuesto una pausa de casi cuatro años entre este libro y el anterior, La caçadora de cossos. Esa, su segunda novela, con escenas sexuales bastante explícitas por otra parte, no tuvo ni de lejos el éxito de su debut. «Quizá el lector espera de mí otra cosa», dice. La filla estrangera, cree, «es más serena» que L’últim patriarca, marcada «por el tema de la violencia». Y vuelve a haber, como en esa novela, «muchas referencias literarias, algunas más explícitas y otras menos». La Mercè Rodoreda de Aloma, Montserrat Roig, Maria Mercè Marçal… «Son lecturas que pueden haber hecho los alumnos de instituto», apunta El Hachmi.
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