ALIMENTACIÓN
Todo Lavapiés en un mercado
Un sastre africano o una librería al peso se alternan con carnicerías o pescaderías en la galería comercial de San Fernando
El Mundo, , 17-06-2015DE QUÉ VA. El mercado de San Fernando sufría una profunda crisis en 2010, cuando dos de cada tres puestos estaban cerrados. Ahora está a pleno rendimiento gracias a pequeños comerciantes que apuestan por negocios artesanales y productos ecológicos o de proximidad.
DÓNDE. En la calle Embajadores, 41.
HORARIO. Lunes: de 9 a 14 h. y de 17 a 21 h.
De martes a jueves: de 9 a 21 h. Viernes: de 9 a 23 h. Sábados: de 9 a 17 h. Domingos: de 11 a 17 h.
En 2010, el mercado de San Fernando de Lavapiés estaba abocado al fracaso. Tras varios intentos por resucitar, este espacio fundado en 1945 apenas contaba con una ocupación del 30%. Hoy se ha transformado gracias a la iniciativa de vecinos y colectivos en un reflejo de la diversidad que se puede encontrar en el propio barrio.
«Tras renunciar a los proyectos anteriores», uno con Banco Popular y otro con Eroski, «y cambiar las licencias administrativas para poder adjudicar los locales, en septiembre de 2011 se hizo una asamblea donde se decidió salir al barrio a ofrecer los locales», explica Víctor Alonso, gerente desde 1996. «Después de ir a tres reuniones en la asociación de vecinos, Tabacalera y el Mercado de la Cebada, el barrio vino a nosotros», añade.
En enero de 2012 se entregaron los 22 locales que estaban libres, alcanzando el mercado una ocupación del 100%. El precio resultaba atractivo y el objetivo de los solicitantes era, además de emprender un negocio, revitalizar este espacio. «Elegimos claramente el mercado de Lavapiés porque somos gente que vivimos en el barrio y llevamos muchos años intentando que sea más habitable. Nos gusta vivir aquí y en los espacios públicos, y el mercado es uno de ellos», cuenta Javier Olmos desde La casquería, un puesto de venta de libros al peso. «Las editoriales sacan tiradas que se almacenan y al cabo de un año o dos se incineran. Nos parece una locura de derroche de recursos. Queríamos darle una segunda vida a los libros, que son donaciones prácticamente todos», cuenta Jabuti, como le conocen en el barrio. De este modo, a un euro los 100 gramos de libro apuestan por recircular los libros y revalorizar su lectura.
También con la intención de recuperar el mercado como espacio público y promover el autoempleo se instaló Amores Berros. Esta frutería agroecológica defiende la democratización del buen comer y las relaciones de apoyo y confianza entre consumidores y productores. Algo que explica apasionada una de sus clientas, María Regueiro. «Primero, el ambiente del mercado es una delicia comparado con cualquier gran superficie. Segundo, compras lo que hay en temporada, que es muy importante para el cuerpo. Tercero, comprar ecológico marca completamente lo que tú eres porque somos lo que comemos. Es una opción y una apuesta por la salud y por apoyar al pequeño agricultor», sentencia. Y mientras habla, Esther Alonso y Paloma Mendoza despachan; una clienta les lleva la merienda, un gazpacho; y Felipe Sandoval, de la cooperativa ciclista A toda biela, reparte la compra.
En el mercado también encontramos La tienda de Laye, que confecciona ropa africana y occidental a medida, hace arreglos, bolsos o cojines; Las trementineras, una cooperativa con taller a la vista que vende ropa, textiles, bisutería o jabones; Maniobras reciclantes, que ofrece productos en piel y loneta y accesorios para la bicicleta hechos con materia prima local y telas recicladas; o Ecoeko, una tienda de cosméticos naturales que comparte su local con Embotados artesanales.
En general, los nuevos inquilinos del mercado apuestan por pequeños negocios artesanales, con productos ecológicos o de proximidad que defienden una economía social, como explica Marian Cuenca, de Puesto en Construcción, que ofrece servicios de comunicación, diseño y arquitectura. «Aquí se pueden comprar vinos a granel de la Comunidad de Madrid, comida casera para llevar realizada con productos ecológicos, panes ecológicos, mieles artesanales… La carne, el pescado, la fruta y la verdura son de proximidad».
Con todo, el objetivo sigue siendo que el de San Fernando siga siendo un mercado de abastos tradicional –con su pescadería, su carnicería o su pollería, que también las tiene– donde la gente vaya a hacer la compra diaria.
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