La escollera del paseo marítimo de la localidad fronteriza italiana de Ventimiglia, en la que desde hace días acampaban unos cincuenta inmigrantes a la espera de pasar a Francia, fue ayer desalojada por la policía italiana. Algunos opusieron resistencia pasiva, mientras otros sufrieron contusiones al negarse a abandonar el lugar. La operación se saldó con la detención de dos inmigrantes por resistencia a la autoridad. Un pequeño grupo continuaba ayer atrincherado en las rocas, ya que la policía decidió no intervenir al haber amenazado con lanzarse al mar.

También se desalojó el campamento improvisado que se había instalado en los jardines y en el bosque adyacente al puesto fronterizo con Francia y en el que pasaban la noche numerosas mujeres y niños. Los inmigrantes fueron trasladados en autobuses de la Cruz Roja a la estación de Ventimiglia donde está instalado un centro de acogida que da asistencia en estos momentos a unas 300 personas. Las autoridades han informado que el desalojo era necesario por motivos de higiene.

Mientras tanto hay algunos que consiguen pasar a Francia de manera clandestina, sobre todo de noche y cuando el mar está tranquilo, gracias a los passeur, organizadores de viajes que se mimetizan entre los inmigrantes .

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El alcalde de Ventimiglia, Enrico Ioculano, que no había sido advertido de la operación de desalojo, ha insistido en la necesidad de buscar una solución política además de la necesaria ayuda solidaria. Ioculano se ha encontrado con la negativa del recién elegido presidente de la Liguria, Giovanni Toti, de Forza Italia, a enviar ayuda humanitaria a la pequeña ciudad fronteriza a la que ayer llegaron otros sesenta inmigrantes .