Internacional
En Berlín, un tendero turco simboliza la lucha contra la «gentrificación»
ABC, , 15-06-2015Kreuzberg, donde viven 275.000 personas, no escapó al auge de los precios de la vivienda que afecta a la capital desde hace años
En el barrio berlinés de Kreuzberg, los habitantes se movilizan contra la expulsión de su tendero turco, convertido en un símbolo de la lucha contra el auge de los precios de los apartamentos y la «gentrificación».
Kreuzberg, un barrio de Berlín oriental, era poco atractivo para la burguesía por su proximidad con el Muro. Desde los años 60, se convirtió en un centro de recepción de la inmigración turca. Llamado «el pequeño Estambul», durante mucho tiempo fue una zona popular con casas a buen precio.
Pero después de la caída del Muro en 1989 y de la reunificación un año más tarde, Kreuzberg, donde viven 275.000 personas, se convirtió en el centro de la ciudad y no escapó al auge de los precios de la vivienda que afecta a Berlín desde hace años (+46% desde 2009, +54% para Kreuzberg). Un fenómeno que expulsa progresivamente a las clases populares hacia las afueras y que beneficia a la población con mayores ingresos.
La historia de Ahmet Cliskan, un tendero de 55 años de la Weangelstrasse, se ha convertido en un caso emblemático de este fenómeno. Con sus casas pintadas, esta esquina de Kreuzberg ha mantenido hasta ahora su esencia de barrio desheredado y alternativo, donde los punkis y las familias turcas convivían. Lleno de bares y restaurantes, hoy es uno de los más concurridos por los berlineses pudientes.
Ahmet tenía 14 años cuando dejó Turquía para reunirse con su padre, que trabajaba como mano de obra en Alemania durante los años 60. Luego fundó su comercio «Bzim Bakkal». Desde 1987, Ahmet trabaja en esta tienda que funciona bien y que mantiene a su familia: su mujer, Emine, tiene 55 años y su hijo Sükrü, 23. Ambos trabajan en los ultramarinos. Su hija de 27 años estudia bioquímica.
Sin embargo, los Caliskan deben marcharse: una sociedad inmobiliaria ha comprado el inmueble de cuatro plantas donde está el local de la tienda. «Estoy impresionado», explicó a AFP Ahmet, delante de su comercio, con aspecto cansado. Afirmó que su deseo es quedarse y contó sus intentos de conciliación con el nuevo propietario.
Los otros inquilinos del inmueble también están amenazados: la sociedad «quiere renovar el edificio» para realquilar los apartamentos por más dinero. «La gente no podrá pagarlo. ¡Es una expulsión!», explicó indignado Sükrü, el hijo de Ahmet, que ataca a los que solo quieren «dinero y sacar provecho» de la situación.
«Van a destruir su vida, pero les da igual», indicó un profesor de la zona, que prefirió mantenerse en el anonimato. Porque el barrio se movilizó de inmediato para apoyar a Ahmet. Una lucha que va más allá del caso de esta familia: «El proceso de “gentrificación” está en marcha, lo que supone la expulsión de las clases populares», añadió este mismo profesor.
Ahmet mantiene la esperanza: «El 1 de octubre, continuaremos aquí», indicó con una sonrisa.
(Puede haber caducado)