Italia, desbordada tras la llegada de 3.300 inmigrantes

La policía organiza 17 operaciones de salvamento y localiza a otros tantos fallecidos

El Mundo, MÒNICA BERNABÉ LAMPEDUSA ESPECIAL PARA EL MUNDO , 30-05-2015

«El mar está muy caliente», un agente de la Guardia de Finanzas de la isla italiana de Lampedusa resumía con esta frase una situación que ayer sobrepasó todas las previsiones. Al menos 3.300 inmigrantes fueron rescatados ayer, en un solo día, en el canal de Sicilia en diecisiete operaciones de salvamento en las que participaron decenas de naves. La mayoría italianas –intervinieron la Guardia Costera, la Marina Militar y la Guardia de Finanzas–, pero también de Irlanda, Alemania, Gran Bretaña y Malta.

Fuentes de la Guardia Costera italiana no sabían confirmar anoche si antes se había rescatado una cifra tan elevada de extranjeros en tan sólo veinticuatro horas. «Si no es la mayor, es una de las más altas», afirmaban. Fue tal la avalancha de inmigrantes, que fue difícil hacer un balance en tan pocas horas, inclluso del número de víctimas. Al menos diecisiete inmigrantes fueron localizados ya sin vida, según la Marina Militar.

Excepto el jueves, durante el resto de la semana no se habían registrado desembarcos de extranjeros en las costas italianas. No porque se hayan empezado a destruir las embarcaciones de los traficantes –como pretende hacer la Unión Europea–, sino porque soplaba demasiado viento.

El jueves el viento empezó a aminorar, y ayer el mar era una tabla y se llenó de pateras. Todas salieron de Libia. La Guardia Costera italiana recibió hasta treinta llamadas de auxilio, la mayoría desde teléfonos satélite. ¿Cómo no darles respuesta? Anoche algunas operaciones de rescate continuaba en marcha.

A las 9.00 horas, dos embarcaciones de la Guardia Costera salieron a toda velocidad del puerto de Lampedusa. Fue el primer síntoma de que la jornada sería complicada en el canal de Sicilia. Y casi doce horas más tarde, a las 20.30 horas, cuando algunos restaurantes del puerto de Lampedusa empezaban a llenarse de clientes para la cena, ajenos a lo sucedido a millas de distancia, una nave de la Guardia de Finanzas y una embarcación de salvamento de la Guardia Costera atracaban en el muelle cargadas de inmigrantes sentados en cuclillas. En total 184, entre ellos algunos niños, una muchacha embarazada de ocho meses, y un joven escuálido con dificultades para caminar.

El desembarco tuvo lugar en un muelle cerrado al tránsito. En su entrada un cartel advierte: «Zona militar, prohibido el acceso». Y en un pared contigua, un mural de una asociación de Lampedusa dice con sorna: «Una sonrisa para la prensa. ¡Basta el reality show!», en referencia a los muchos medios que han acudido a la isla en los últimos años, atraídos por la llegada de extranjeros de forma ilegal, en patera. Anoche también eran los periodistas –muy pocos– los únicos que hacían guardia. Algún vecino aislado también se detuvo para intentar avistar en la lejanía lo que ocurría.

En pocos minutos en el puerto se concentraron agentes de la Policía del Estado, Carabineri, Guardia Costera y Guardia de Finanzas, además de algunos religiosos, voluntarios y personal de la Orden de Malta –que es la encargada en la isla de ofrecer asistencia médica en las embarcaciones de salvamento–, Save the Children y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Un auténtico popurrí.

Los inmigrantes fueron bajando uno a uno de las embarcaciones. En el mismo muelle se les tomaba la temperatura y un agente los cacheaba. Sus caras hablaban por sí solas: medio asustadas, medio contentas de por fin pisar tierra. «La mayoría no tiene ni idea de que están en una isla», comentó un abogado de Lampedusa que, según afirmó, ofrece asistencia legal a los extranjeros y se detuvo unos instantes en el puerto para observar lo que sucedía.

Un autocar transportó a los recién llegados a un centro de primer auxilio y acogida de las afueras. Los inmigrantes no pueden salir del centro, donde suelen estar de uno a tres días hasta que son trasladados a Sicilia o a otra parte de Italia. Por eso, aunque Lampedusa sea una de las principales puertas de entrada de inmigrantes a Europa, es casi imposible encontrar un extranjero por la isla, por extraño que suene.

Anoche atracaron más naves con extranjeros en su puerto. Los demás fueron desembarcados en otras localidades de Italia. Los 3.300 inmigrantes rescatados en un solo día equivale a una sexta parte de los extranjeros a los que todos los países de la Unión Europea pretenden dar asilo en todo un año.

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